El tres veces gobernador de Tucumán y ex senador fue declarado culpable por el juez Juan Ramos Padilla.
Los hechos que tuvieron como víctima a su sobrina y colaboradora ocurrieron entre diciembre de 2017 y diciembre de 2018.
José Alperovich (69) fue condenado a 16 años de prisión en el juicio oral en su contra por abusar sexualmente de su sobrina y ex colaboradora e irá directo a la cárcel. Ese es el veredicto que Tribunal Oral N° 29 dio a conocer esta noche contra del ex gobernador de Tucumán y ex senador desde febrero. Además lo inhabilitaron de por vida para ejercer cargos públicos a nivel municipal, provincial y nacional.
Los nueve hechos que denunció la víctima ocurrieron entre diciembre de 2017 y diciembre de 2018.
Más temprano, Alperovich tuvo la oportunidad de decir sus últimas palabras antes del fallo pero decidió no hacerlo. “No voy a hacer uso de la palabra, señor juez”, dijo el tres veces gobernador tucumano, que sorprendió al no volver a hablar en el último momento del juicio en su contra por abuso sexual.
La sala de audiencias estallaba de personas que, después de casi cinco meses de juicio, esperaban conocer la decisión del tribunal. Ramos Padilla pidió siete horas para deliberar y dar a conocer su decisión final.
Cuatro años y medio pasaron desde que el caso irrumpió en la política nacional. Con un mensaje desgarrador, una mujer hacía una acusación gravísima: había sido víctima -contaba- de múltiples abusos sexuales en Tucumán y Buenos Aires, entre
El ahora condenado para ese entonces era senador y nunca renunció a su cargo ni su espacio político se lo exigió. Cumplió sus cuatro años de mandato popular para hacer uso de sus fueros e intentó por todos los medios que la causa tramitara en Tucumán, cuna de su poder.
De acuerdo a la denuncia que ahora la Justicia convalidó, los abusos ocurrieron en la provincia y en la Ciudad de Buenos Aires, cuando Alperovich y la víctima, de la que se preserva su identidad para resguardarla, viajaban para cumplir sus labores en el Congreso Nacional.
Por eso, con la intervención de la Fiscalía Especializada en Violencia contra las Mujeres, a cargo de Mariela Labozzetta, y el fiscal Santiago Vismara, la causa pudo salir de la provincia y se desarrolló en la Justicia nacional.
El juicio empezó el 5 de febrero y pasaron docenas de testigos en audiencias semanales. Declaró Alperovich (69), durante más de ocho horas, también su hija Sara y todo el equipo de campaña que estaba en la “mesa chica” de la que participaba la denunciante y el imputado.
“Yo no abusé de ella, eso es una mentira. Yo soy un hombre de 70 años“, sostuvo sobre la denuncia de la mujer, que es hija de un primo hermano suyo. “Son títulos que se ponen, dicen que es mi sobrina pero ella nunca me dijo tío y yo nunca le dije sobrina”, añadió.
Hubo tres pedidos del fiscal de juicio, Sandro Abraldes, y de los abogados querellantes, Pablo Rovatti y Carolina Cymerman, del Programa de Asistencia y Patrocinio Jurídico a Víctimas de Delitos de la Defensoría General de la Nación (DGN), para que tres testigos fueran imputados por falso testimonio.
Fue durante la etapa de testigos de la defensa, a cargo de Augusto Garrido, del estudio jurídico de Mariano Cúneo Libarona –que cedió la representación cuando asumió como ministro de Justicia de la Nación en diciembre de 2023– y este martes también deberá definirse su situación.
Se trata de Manuel Frías, mozo de Alperovich durante la campaña electoral de 2017-2019, periodo durante el cual una joven de entonces 27 años denunció que ocurrían los abusos sexuales.
Lo mismo ocurrió con Víctor Hugo Decataldo, un empresario de transportes que terminó en pareja con Sara, la hija de Alperovich, y con David Cayatta, ex custodio y chofer de Alperovich.
El veredicto
El fiscal Abraldes había pedido la pena de 16 años y 6 meses de prisión para Alperovich al considerarlo autor penalmente responsable de los delitos de abuso sexual -tres de ellos en grado de tentativa y seis sucesos de violencia sexual agravada-.
La querella reclamó 22 años de cárcel para Alperovich y que, en caso de ser condenado, se vaya detenido del Tribunal Oral N° 29, en la calle Paraguay al 1500, sin esperar que la condena quede firme.
Abraldes coincidió en este pedido y fue por más: solicitó la prisión preventiva y custodia policial para evitar riesgo de fuga, al considerar que Alperovich tiene el dinero, el poder y los recursos para fugarse y evadir la condena. Ramos Padilla accedió a la custodia policial, que lo acompaña desde hace ocho días.
El ex gobernador siguió el juicio por videollamada. Sólo se presentó al inicio -el 5 de febrero- y a las últimas audiencias.
Se conectó desde su casa, donde fumaba, conversaba con personas detrás de la cámara, tomaba café y evitaba hacer gestos.
Su defensa fue contundente: durante el alegato de cierre, en el que pidió la absolución, ocupó gran parte de las nueve horas en “denostar a la víctima”, en palabras de los querellantes.
Garrido planteó la idea de un complot en contra de su defendido, de una venganza porque la denunciante no había tenido un lugar en la lista de candidatos, de una extorsión millonaria y hasta deslizó la idea de que tuvieron relaciones consentidas, algo que Alperovich negó rotundamente.
Ninguna de esas especulaciones quedó clara o probada durante el juicio y, aunque Alperovich no tiene obligación de hacerlo, basó en eso su defensa.