La estructura social está cambiando y la clase media ya no representa el grueso de la sociedad según un análisis privado. Aún con una evidente pérdida de poder adquisitivo, muchas personas se autoperciben como parte de este estrato social pero ya no les alcanzan los ingresos para pertenecer
Con el salario mínimo y pretendido más bajo de la región, no caer en la pobreza es uno de los desafíos a los que se enfrenta diariamente la clase media argentina, en un contexto de fuerte caída del poder adquisitivo y por tanto, del consumo.
En tanto, la participación de cada estrato social sobre el total de la población es del 37% para la clase baja, 16% clase baja superior, 25% clase media baja, 17% clase media alta y solo 5% clase alta.
“Un tema que hemos relevado muy profundamente, es que se está poniendo en riesgo la identidad histórica que tenía la Argentina como un país arquetípico de clase media. Esta idea de que somos todos de clase media”, dijo Olivetto en diálogo con LN+.
Es que la pobreza llegó al 54,9% y la indigencia al 20,3% de la población en los primeros 3 meses del año y hay regiones del país donde las cifras son alarmantes. Por caso, Gran Resistencia, Chaco, es el aglomerado urbano (EPH) más pobre del país con una tasa del 79,5%. La indigencia alcanza al 38,6% de la población. Le sigue Formosa con un 72% de pobres y Santiago del Estero- La Banda con casi 30% de indigentes. Pero la mayoría de las regiones tienen niveles de pobreza por encima del 50% y del 15%, en el caso de la indigencia.
“Todas las capas sociales se tuvieron que achicar. Hay una motosierra en la vida cotidiana transversal y vertical. En muchas actividades y en todas las clases sociales”, advirtió.
En este sentido, Olivetto señaló que “el PBI cayó 5% entre 2011 y el primer trimestre 2024 y que “el consumo de productos básicos tuvo un derrotero todavía mucho peor”: Entre 2011 y el primer semestre de este año, cayó 16% en volumen, lo que equivale a un -29% per cápita.
Respecto al consumo masivo durante el primer semestre de este año, ya acumula una caída del 8,5% en relación al mismo período de 2023, según la consultora Scentia. La retracción es del 10% para supermercados y del 7% en autoservicios.
El mayor desplome en el consumo fue en bebidas alcohólicas (-15,6%), seguido por bebidas sin alcohol (-11,1%), higiene y cosmética (-11%), limpieza de ropa y hogar (9,5%), impulsivos y desayuno y merienda (-8,3%), perecederos (-5,3%) y alimentos (-4,4%). Esto significa que se dejan de lado todos los consumos para llegar a comprar los alimentos y aún así, también cae la compra de estos.
En junio, el desplome es mayor: bajó 12,5% el consumo en general y por rubros, lo que más cayó fue impulsivos (21%), seguido por bebidas alcohólicas (19,6%), bebidas sin alcohol (16,2%), limpieza de ropa y hogar (12,4%), desayuno y merienda (12,1%), higiene y cosmética (11,3%), alimentos (7,9%) y perecederos (5,4%).
Fuente: infobae