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El ‘arma letal’ de Colombia que preocupa a Scaloni: cómo neutralizará Argentina el juego aéreo y la pegada de James Rodríguez

El equipo del argentino Néstor Lorenzo convirtió cinco de los 12 goles en la Copa América con cabezazos y cuatro de ellos fueron asistencias del ’10’.

El cuerpo técnico de la Albiceleste no deja nada librado al azar, pero no se saldrá del libreto.

Hay una de las tantas máximas que rodean al mundo fútbol que asegura que los partidos en general y las finales en particular “se definen en detalles”. Se repite en los vestuarios, ante la prensa y hasta los hinchas hacen propias esas palabras. Y para la final de la Copa América el próximo domingo en Miami hay un tópico que domina la escena, porque ha sido un arma letal para Colombia y porque, obviamente, no pasa desapercibido para Argentinael juego aéreo.

Es un ítem del que, dentro del cuerpo técnico de Lionel Scaloni, se encargan Walter Samuel Roberto Ayala, por su pasado como férreos marcadores centrales de la Albiceleste y con amplio recorrido europeo. Más allá de que los debates en mesa redonda son comunes, las percepciones individuales se alinean con el videoanálisis de Matías Manna.

El dato duro marca que de los 12 tantos que convirtió el conjunto dirigido por Néstor Lorenzo, cinco fueron de cabeza, cuatro de ellos de pelota parada. Así, igualó una marca de la Copa América que por última vez había tenido la Selección Argentina (hizo seis con la testa en la edición 1993). Hay matices, como en todo contexto, pero hay un denominador común: James Rodríguez.

El talentoso mediocampista está viviendo una segunda primavera en su carrera, después de recibir muchas críticas por su estado de forma desde su arribo a San Pablo en julio de 2023, donde solo jugó 22 veces hasta el desembarco en Estados Unidos con su Selección. Son seis las asistencias que el nacido en Cúcuta ha entregado, cuatro de ellas fueron para esos tantos de cabeza.

Colombia tiene virtudes individuales, pero también fortalezas colectivas en esta formación fija. Llegar es mejor que estar en una pelota parada, porque el impulso puede romper la estaticidad de una defensa. En el desglose de los goles ‘cafeteros’ no hay un patrón que se pueda seguir y todo se explica desde la zurda de James.

Sus lanzamientos son difíciles de predecir, porque le imprime una velocidad a la pelota que cualquier mínimo desvío puede provocar un peligro mayor. El arquero duda sobre si el tiempo de viaje le permite salir a descolgar y los defensores no llegan a reaccionar desde su posición inicial.

En el debut contra Paraguay, el 2-1 fue con ambos goles de cabeza. Rodríguez lanzó a la carrera al segundo palo para la llegada de Daniel Muñoz -expulsado en la semi contra Uruguay y que será una baja sensible para Lorenzo- y después sacó un tiro libre venenoso al punto penal que JJefferson Lerma peinó al fondo del arco.

Contra Costa Rica el que se elevó y ganó en el centro del área fue Davinson Sánchez. Fue un centro desde la izquierda que no ejecutó James pero sí -de derecha y rosca hacia adentro- Jhon Arias, otra de las piezas decisivas desde la velocidad y capacidad aeróbica que tiene Colombia en las bandas.

En cuartos de final, tras el empate ante Brasil que lo hizo ganar el grupo D, la goleada contra Panamá también sumó a la estadística: se abrió el camino temprano, con un córner cerrado de James Rodríguez que Jhon Córdoba, atropellando por el centro del área chica, conectó de palomita.

Y la semifinal frente a Uruguay en Charlotte se definió en las alturas. El ’10’ buscó un centro pasado al segundo palo y Lerma arremetió sobre ‘Josema’ Giménez -uno de los más experimentados en esta situación- para el tanto de la clasificación a la definición por el título, que en Copa América solo ganó una vez (como anfitrión en 2001, una edición en la que Argentina se negó a participar).

El factor estatura y la fórmula de Argentina

Habrá recaudos en la Scaloneta, pero no más que en anteriores oportunidades. Tampoco es una situación que le haya generado demasiados problemas. De los 12 goles que le convirtieron a la Albiceleste desde el Mundial incluido hasta esta Copa América, solo dos fueron de cabeza.

Uno el del ‘bobo’ Wout Weghorst, para iniciar la remontada de Países Bajos a los 83 minutos, que terminó en penales en los cuartos de final de Qatar 2022. En la misma instancia pero de éste certamen, Ecuador lo ajustició a los 91 minutos con la aparición de Kevin Rodríguez. La similitud es que ambos tantos fueron con el rival llenando de centros por necesidad, ante un resultado adverso.

En pelota parada, la Selección Argentina suele hacer una defensa mixta: toma personal a los dos o tres jugadores más destacados (serían Sánchez, Lerma y Córdoba) y le suma cantidad de futbolistas a las zonas clave.

Lisandro Martinez y Cristian Cuti Romero, la zaga de la Selección Argentina en la Copa América 2024. Foto: Mati Arrascoyta – Enviado especial – CLARIN

No hay demasiada diferencia en cuanto a la altura. El promedio de los titulares de Colombia es de 1,80 metros, con Yerry Mina -el del ‘Mirá que te como, hermano’ del Dibu Martínez- como el futbolista de campo más alto con 195 centímetros, aunque actualmente es suplente. El del once inicial de Argentina -variantes al margen- es de 1,78, con Germán Pezzella al frente (187).

Hay otra coincidencia, tanto los cafeteros como la Albiceleste tienen una zaga con un primer central ‘alto’ (Davinson Sánchez con 1,87 y Cristian Romero con 1,85) y un acompañante más bajo pero con capacidad de salto (Carlos Cuesta y Lisandro Martínez miden 1,78).

Los 28 partidos invictos de Colombia contra el quinquenio dorado de Argentina. Un partido de detalles, sí, que puede definirse en el juego aéreo para llegar a la cima de la Copa América.

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