La oposición saldrá de estas votaciones más dividida que antes y el Gobierno seguirá hablando del dólar y no de las inversiones.
Javier Milei, y no otro dirigente político, fue quien le dio a la votación de la Ley Bases un carácter inaugural. Hace un mes, en una de las entrevistas que acostumbra a dar a la televisión, el Presidente dijo que la aprobación de ese paquete de reformas dará comienzo a la segunda etapa de su Gobierno. Hoy, si se toman en cuenta las declaraciones públicas y las gestiones en privado de los funcionarios, aquella ley de nominación alberdiana perdió un poco de lustre y las preocupaciones de La Libertad Avanza terminaron alineadas con la intención de asegurar que Diputados reponga el Impuesto a las Ganancias para recaudar más, casi como cualquier otro oficialismo.
El contexto ayuda también a que el Gobierno mire con más interés las urgencias numerarias que el camino hacia la construcción de su épica. Hoy, más que cualquier otra cosa, el mercado quiere saber qué va a pasar con el dólar.
Así como están las cosas, frente a la propuesta de una Ley Anticasta -el próximo proyecto que quiere enviar el Ejecutivo al Congreso- el mercado retrucará con las preguntas que cualquiera puede hacerse sobre la política cambiaria, la inflación, el acuerdo con el FMI, la salida de la recesión económica y el nivel de empleo.
La negociación con el Fondo, según cree el ministro de Economía, Luis Caputo, puede ser larga. En rigor, la firma de un nuevo programa con el FMI hoy no es urgente: antes de fin de año se despeja la agenda de pagos y durante 2025 la Argentina tendrá que girar sólo los intereses de la deuda que tomó el gobierno de Alberto Fernández para hacer frente a la que contrajo el de Mauricio Macri. Sin embargo, ese nuevo acuerdo se vuelve urgente porque el Gobierno quiere salir del cepo cambiario y para eso sí necesita un dinero que hoy sólo puede salir de un nuevo programa con el FMI. En Washington ya avisaron que la plata podría llegar, pero no podrá ser usada para lo que lo necesita la Casa Rosada: el FMI sabe bien que la Argentina suele gastarse las reservas en intentos por contener las corridas.
¿Cuánto dinero podría llegar a Buenos Aires si el FMI firma un nuevo programa? La cantidad importa. Caputo suele decir que “no es lo mismo que nos den US$ 10.000, US$ 12.000 o US$ 15.000 millones”. Para salir del cepo, creen en el Gobierno, se necesita al menos la última cifra.
Ya quedó claro que la oposición saldrá de estas votaciones más dividida que antes. El peronismo tuvo fugas impulsadas por los gobernadores que necesitan más dinero de la recaudación de Ganancias o que quieren atraer inversiones con el RIGI y el radicalismo y el PRO también dejaron a la vista sus grietas, generadas sobre todo por la distancia que cada legislador pretende tener con el Gobierno.
Además, Milei tendrá otra oportunidad de escapar del terreno resbaloso de la economía cuando convoque a los gobernadores y ex presidentes a firmar el Pacto del 9 de Julio en Tucumán. Los días previos a esa reunión, por supuesto, florecerá un matorral de peleas. Siempre es más cómodo, para cualquier presidente, enfrentarse a esa abundancia de palabras que lidiar con la implacable escasez que devuelven los números.