“Si quieren debatir la ampliación de la Corte (Suprema), no hay ningún problema, pero los pliegos que nos tienen que aprobar son estos”. Mientras dejan abierta la puerta a una negociación, desde el círculo más cercano a Javier Milei se esfuerzan por despejar las distintas especulaciones que trascienden desde distintos sectores políticos sobre el trámite que se lleva adelante el Senado para la designación del juez federal Ariel Lijo y del catedrático Manuel García Mansilla como ministros del Alto Tribunal,
En Casa Rosada dicen que la estrategia del Gobierno “no cambió en nada” y que se mantiene la premisa que públicamente trazó el Presidente de que “se votan los dos ó no es ninguno”, a pesar de que el poroteo que dejan saber los senadores da cuenta de que Lijo tiene un número superior de adhesiones a los dos tercios necesarios, mientras que García Mansilla es resistido por el bloque de Unión por la Patria y sectores dialoguistas. “Ariel tiene consenso con los gobernadores y el otro es el elegido por el Presidente. Por eso decimos que nada cambió. Si no votan a uno, tampoco van a tener al otro“, reafirman.
Nadie se anima a decirlo en voz alta pero el ultimátum parece estar dirigido a los voluntariosos que ya juntaron los votos para Lijo más que para un espacio político determinado “Hoy no están los de García Mansilla, pero confiamos en que van a aparecer”, repiten.
Lo curioso es que, a diferencia del caso de García Mansilla, destacado por sus condiciones académicas, en el Gobierno nunca ocultaron que la elección de Lijo fue propuesta a Milei por el juez de la Corte Ricardo Lorenzetti, entre otros padrinos, y tiene como propósito final propiciar una nueva mayoría -tal vez más afín- en el tribunal.
“El más cercano ideológicamente y seguro el más confiable a largo plazo es García Mansilla, pero Lijo es clave para cambiar la Corte”, concede un importante funcionario del Ejecutivo con relevancia en las decisiones en materia judicial.
En el entorno presidencial remarcan que “todavía no hay motivo para pensar en cambiar los pliegos porque ni siquiera se hicieron las audiencias públicas”, cuya convocatoria se formalizará en las próximas horas, y que recién cuando se verifiquen los apoyos con los que cuente cada uno se tomará una decisión. “¿Hay un plazo?”, consultó Clarín. “No estamos apurados, pero en agosto va a quedar claro qué quieren hacer en el Senado”, fue la respuesta en Casa Rosada.
En el punteo que hacen en despachos oficiales anotan que el grueso de los votos para Lijo y los principales detractores del decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Austral están en las filas K. Oscar Parrilli, senador por Neuquén y mano derecha de Cristina Kirchner, abonó esas especulaciones días atrás cuando le hizo un guiño al juez: “Que Clarín y La Nación lo estén criticando es como que le otorguen una medalla”.
Entre los más encumbrados funcionarios reciben con ironía las críticas a ambos pliegos. “A Lijo lo critican en los medios pero lo bancan los políticos; y a García Mansilla lo quieren bajar los senadores con operaciones berretas y en los medios no le conocen la cara”, reprochan.
Con todo, como moneda de cambio con la oposición, en el Gobierno aseguran que el proyecto para ampliar la Corte no está en elaboración pero que se podría activar si se avanza con los pliegos. “Pueden ser 7 o 9 (los miembros), lo discutimos, se escribe el proyecto y le damos para adelante, pero los cinco que tiene que haber ahora los completamos con estos pliegos y después vemos”, se plantan.