En lo que es una señal, el ministro Caputo avanza en eliminar trabas importantes en la operatoria con divisas.
Pero, en el corto plazo, hay más demanda que oferta de dólares. Así, la fecha del levantamiento del cepo se mantiene aún en la nebulosa.
El presidente Javier Milei lo remarcó en la apertura de la Rural de Palermo y el ministro de Economía, Luis Caputo, lo reitera casi semanalmente: el gobierno se encamina a levantar el cepo cambiario.
Sin fecha fija, el Ministro y el titular del Banco Central avanzan en la implementación de medidas destinadas a eliminar trabas que rigen sobre la operatoria con divisas en la Argentina..
Entre los anuncios de los últimos días, cuando el BCRA lanzó el esquema de “pesos escasos” en el intento de que no vayan a comprar dólares, hay seis puntos que tiene en cuenta un análisis de la consultora Quantum (Daniel Marx) bajo el título “Pensando en el levantamiento de las restricciones cambiarias”.
1) Dar mayor acceso al dólar oficial para el pago de importaciones: desde el 1º de agosto se reduce el plazo de pago de importaciones de 4 a 2 cuotas mensuales. Eso le agregaría US$ 1.200 millones mensuales a la demanda para el pago de importaciones, que hoy ronda los US$ 3.800 millones por mes.
2) Los exportadores de servicios podrán liquidar al dólar libre(contado con liquidación, CCL) hasta US$ 24.000 anuales (hasta ahora eran US$ 12.000). La mayor oferta de divisas por esta vía es difícil de precisar. En el primer trimestre de 2024 la exportación de servicios informáticos registró operaciones por US$ 2.500 millones, pero en la caja de los dólares oficiales solo ingresaron US$ 200 millones.
3) El BCRA podrá intervenir directamente en el mercado libre (CCL y MEP) haciendo arbitraje un tope de contracción monetaria de $2,4 billones, el equivalente a US$ 1.700 millones.
4) Fomentar el aumento de la demanda de pesos impulsando la suba de la tasa de interés (todavía no se registra con nitidez en el mercado). Se busca ampliar la monetización de la economía que hoy en la categoría técnica de M3 es de 16% del PBI cuando, sin cepo, fue de 23% del PBI.
Este punto genera dudas sobre el marco en que se impulsará una mayor demanda de dinero cuando, simultáneamente, el gobierno buscará mantener fija la cantidad de dinero de abril de 2023 ($ 48 billones de base monetaria amplia de ese momento).
5) Demanda potencial por atrasos en pagos de importaciones y dividendos. Si bien una parte podría haberse liquidado por el CCL también podría tratarse de una demanda adicional de cierta magnitud.
6) Oferta adicional por liquidaciones de exportaciones (operaciones retenidas a la espera de otro tipo de cambio o de alguna rebaja impositiva) que se estiman en US$ 10.000 millones y también se estiman fondos por vía del blanqueo de capitales que en una primera etapa podría agregar entre Us$ 2.500 y US$ 4.000 millones a la oferta de dólares.
De los seis puntos hay tres (1, 3 y 5) con peso en la demanda de divisas y los otros tres que podrían compensar con oferta esa mayor necesidad de divisas.
Pero, en el cortísimo plazo, la balanza se presenta inclinada para el lado de la demanda más que para la oferta de dólares con lo que el tiempo para el levantamiento del cepo se mantiene en la nebulosa.
Lejos quedaron los dichos de campaña del Presidente cuando proclamaba que nunca fijaría un precio para el dólar.
Ahora, y con el objetivo firme de seguir bajando la inflación, está dispuesto a poner US$1.700 millones arriba de la mesa para intervenir en el mercado en el intento de bajar la brecha cambiaria que se resiste y se mantiene en torno al 36%en el CCL y 49% respecto del dólar blue.
La sugerencia del Presidente de hacer “puré” (vender dólar blue y comprar dólar Mep) estaría siendo escuchada a contar por la baja de los dólares libres “oficiales” de los últimos días.
El mercado parece aceptar la idea de que la política de “pesos escasos” resultará viable en el corto plazo para convivir con la devaluación de 2% mensual del dólar oficial.
Pero hay un cambio de mensajes que mantiene inquieto a los mercados y se refleja en la baja de los precios de las acciones de las compañías privadas y en la resistencia de la tasa de riesgo país de abandonar la zona amenazante de los 1.550 puntos.
Como en otras oportunidades cuando una situación de atraso cambiario pasa a ser tema de todos los días, los operadores dieron vuelta el reloj de arena en el intento de relajar los ánimos para que lleguen nuevas definiciones sobre el futuro cambiario sobre el cual, y más allá del experimento monetario puesto en marcha, aún domina la incertidumbre.
La apuesta oficial de que la inflación baje para equipararse con el 2% de devaluación mensual como condición previa para abrir terminar con el cepo requerirá tiempo y el puente de divisas necesario para llegar a ese momento todavía se presenta difuso.