El presidente Javier Milei cerró formalmente la 136 Exposición Rura l, en un acto en el que formó parte todo su gabinete, la vicepresidenta Victoria Villarruel, el jefe de Gobierno porteño Jorge Macri y el titular de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino, entre otras autoridades.
Milei bajó un mensaje de mucha institucionalidad frente a un auditorio que agradeció y valoró su presencia, la primera de un jefe de Estado desde 2019. Hubo aplausos constantes frente a cada intervención que hizo el Presidente en su paso por La Rural, en la que prometió “liberar las retenciones y el cepo al dólar”, una vez que se equilibre la economía y la inflación siga en baja y se acerque al 0%.
28 JUL 2024
“Los días más felices de la historia argentina fueron los días más felices de la historia del campo”
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Buenos días a todos. Para comenzar, quiero agradecer a las autoridades de la Sociedad Rural Argentina para convocarme a hablar aquí entre ustedes.
Es un orgullo estar parado en esta arena sobre la cual, desde hace 136 años, desfilan los mejores ejemplares de la actividad ganadera y a nivel mundial.
Pero no solo eso, sino que este podio y esta institución han sido protagonistas de nuestra historia, con lo cual, estar hoy aquí para mí me llena de orgullo, pero también de un profundo sentido de responsabilidad y deber.
Quiero felicitarlos, también, por realizar una vez más esta exposición que representa verdaderamente el alma de la economía nacional.
Sobre todo, quiero saludar y manifestarle mi admiración a todos los productores agrícolas y ganaderos, grandes, medianos y chicos, que todos los días salen a trabajar la tierra y producen alimentos para 500 millones de seres humanos.
Así, también, aprovecho para destacar a los desarrolladores de tecnología agrícola de punta, que es demandada en todo el planeta, a los creadores de los mejores caballos del mundo y a tantos que participan de esta exposición. Todos ustedes son los grandes protagonistas de la vida económica argentina, son quienes tiran para adelante de la economía nacional, de la economía nacional y de la economía mundial.
Todos ustedes son los grandes protagonistas de la vida económica argentina, son quienes tiran para adelante del carro del país, a pesar de la colina que ha estado cada vez más empinada, y por eso, sin duda, merecen ser llamados héroes.
Es simplemente un hecho, una verdad inobjetable, que los días más felices de la historia argentina fueron los días más felices de la historia del campo y que los días más tristes de la historia argentina fueron también los momentos más duros para la actividad agropecuaria.
Cuando al campo argentino le fue bien, a todos los argentinos nos fue bien. Cuando al campo argentino le fue mal, a todos nos fue mal.
Es un hecho que en el siglo XIX, cuando pacificamos el país, adoptamos un sistema político, económico y social guiado por las ideas de la libertad, pasamos prontamente de ser un país de bárbaros a ser el país más rico del mundo.
Es un hecho que la expansión económica fue tan rotunda que alcanzamos un Producto Bruto Interno total superior a la suma de Brasil , México, Paraguay y Perú juntos.
Y si lo miramos en términos per cápita, teníamos el PBI per cápita más alto del mundo, más alto aún que el propio Estados Unidos.
Es un hecho también que el desarrollo social y cultural fue el tal que nos convertimos en el primer pueblo de la historia humana en erradicar el analfabetismo.
Y es un hecho también que el gran protagonista de aquella era dorada argentina y el motor económico de su modelo fue el campo.
A punto tal que durante décadas se calificó ese período de gloria argentina con la época del modelo agroexportador y pensar que algunos hacen referencia a ese modelo de manera peyorativa.
Por eso, estar aquí y leer las históricas palabras que velan sobre el predio es sin duda un baño de humildad y un recordatorio de que estamos parados sobre los hombros de gigantes.
Cultivar el suelo es servir a la patria. No se me ocurre un lema más apropiado para nuestra Nación. Porque trabajar la tierra o criar ganado son actividades atávicas y vitales.
Es una labor de un optimismo ontológico admirable. O sea, hablamos de gente que en un momento vio un páramo vacío en el fin del mundo y dijo acá puedo hacer una vida, acá puedo hacer un hogar.
Es una actividad que saca lo mejor de sí de los hombres. Porque trabajar la tierra y domesticar lo salvaje no es otra cosa que hacer civilización. Fue la actividad agropecuaria la que nos permitió ocupar la extensión del territorio argentino y dominar la frontera.
Y muchos de quienes están aquí con nosotros tienen el orgullo de ser los herederos, bisnietos y tataranietos de aquellos héroes.
También es un hecho que el proceso de declive económico nacional comenzó cuando los políticos le dieron la espalda al sector agropecuario.
En vez de pagar con justicia al campo por lo que había hecho por el país, la política lo castigó con impuestos, abusando de la riqueza que generaba para financiar sus aventuras dirigistas.
Prometieron que era para industrializar el país, que había que ayudar a los sectores industriales a competir con las manufacturas importadas.
Prometieron que con el tiempo lograrían competir de forma genuina, de igual a igual, y que así habría más y mejor trabajo.
Esto fue acompañado por un incensante proceso de difamación al sector agrario. Todos los aquí presentes nos criamos y crecimos prendiendo la televisión y escuchando a dirigentes y formadores de opinión hablar pestes del agro, llamándolos desde oligarcas y cipayos y todo lo que hay en el medio.
Esto es, con cantos de sirena y promesas incumplibles, lograron que la sociedad avalara el castigo constante a la gallina de los huevos de oro de nuestra Argentina.
Pero después de 100 años, esa industrialización sustentable nunca terminó de ocurrir y se reveló como una verdadera quimera.
Y en vez de convertirnos en el país industrial que nos prometían, se dilapidaron toda la riqueza que habíamos acumulado y nos hundieron en la miseria, hasta tocar fondo el 10 de diciembre del año pasado, entregándonos un país en donde 7 de cada 10 menores de 14 años son pobres.
En el camino ahogaron al campo y a toda la Argentina. Todos aquí deben conocer a alguien que fundió producto de los abusos del Estado.
Los ataron de manos y los privaron de alcanzar su potencial. Nos dejaron sin campo y sin industria.
Y los únicos que terminaron ganando fueron los políticos y sus amigos prebendarios. En la base de este error trágico en nuestra historia nacional, está la fatal arrogancia de la dirigencia.
Por ubis, por negligencia o inclusive por mala intención, ellos desconocieron que habían sido la misma libertad del sector agropecuario y de los demás sectores genuinamente pujantes de la economía, aquello que había engendrado la prosperidad del país y del común de los argentinos.
Esa es la triste historia de nuestro siglo de humillación argentina. Es hora de volver a empezar, de volver a definir qué es cierto y qué no, y de volver a comprometernos con algunas verdades elementales.
Hace 100 años la política nos dice que para tener una economía pujante, el desarrollo industrial debe darse pisoteando al campo.
Eso fue la excusa para ahogarlos en impuestos. Y se les puso cuanta traba fuera posible, porque entienden la economía como un juego de suma cero, en donde para que uno gane, otro debe perder.
Lo cual es una burrada conceptual importante, ya que si la economía fuera un juego de suma cero, nunca habría crecimiento.
Esta salvajada solo puede ser producto de la mente de un socialista o un energúmeno, que es otra forma de llamar a los socialistas.
O como también decía Hayek, si los socialistas supieran de economía, no serían socialistas. A ver si entienden de una vez, no hay contradicción entre campo e industria.
El sector ya demostró que la industrialización y la innovación tecnológica son una consecuencia natural de su desarrollo.
De hecho, no por nada el período de mayor expansión industrial de la historia argentina fue durante el modelo agroexportador, y no como dicen algunos mentirosos, como el modelo fracasado de sustitución de importaciones.
Solo gracias a la revolución de la siembra directa y la innovación genética, de la cual Argentina siempre fue una orgullosa protagonista, es que hoy podemos producir alimentos para 500 millones de personas, algo que casi debería ser considerado un milagro.
Esto me recuerda el famoso caso de Norman Borlaug. Norman Borlaug era un científico americano que fue responsable de haber introducido las semillas híbridas a la producción agrícola en México, Pakistán e India.
Considerado por muchos como el hombre que salvó mil millones de vidas, gracias a los aumentos de producción que sus investigaciones implicaron.
Ese hombre, que para muchos es el padre de la agricultura moderna, recibió en 1970 el Premio Nobel de la Paz, por haber terminado con el hambre de mil millones de seres humanos.
Mientras tanto, acá en Argentina, algunos iluminados despotrican contra los avances tecnológicos del campo y quieren retornar a la agricultura precámbrica, para sentirse bien consigo mismo desde un piso con aire acondicionado en plena Recoleta.
Hay muchos mitos sobre el campo, ha habido mucha deshonestidad intelectual en la discusión pública, mucha mentira para defender intereses sectoriales.
Una de ellas es que el agro no genera trabajo, cuando actualmente en nuestro país la participación del sector agroindustrial en empleo formal es de aproximadamente el 25%, incluyendo el procesamiento de sus materias primas, el comercio y los servicios derivados.
Tampoco es cierto que la producción agropecuaria sea nociva para el medio ambiente. Y les digo más, y aun si lo fuera, es infinitamente más nociva la pobreza y el hambre.
Aunque algunos actores, que tienen una agenda ideológica evidente, se oculten detrás de banderas bien pensantes, quiero decirles que esta administración siempre estará del lado del campo argentino y no se dejará amedrantar por consignas importadas que nada tienen que ver con nuestra identidad.
La verdad más elemental de todas, que fue ratificada el pasado 9 de julio en Tucumán, cuando muchos firmamos el Pacto de Mayo, fue cuando la enorme mayoría de las autoridades políticas firmamos el Pacto de Mayo, es que comercializar con el mundo es bueno, no es malo.
Y cuanto más abiertos seamos al comercio, mejor nos irá a todos, no peor. El comercio nunca fundió a nadie.
¿Cómo puede ser que una verdad tan elemental haya sido tabú en la Argentina durante tanto tiempo? ¿Cómo puede ser que durante décadas se haya enseñado a nuestros chicos que el modelo agroexportador fuera algo malo? Argentina tiene que ser protagonista del comercio global.
Una economía cerrada solo sirve para ayudar a los amigos del poder a vender productos de peor calidad a un mayor precio.
Y además, con el costo incalculable de evitar el desarrollo de nuestras actividades genuinamente competitivas, bloqueando la posibilidad de miles de puestos de trabajo bien pagos en nuestro país. El libre comercio, tan denostado en la Argentina, es el motor del progreso del mundo.
No hay ninguna posibilidad de crecimiento si no nos abrimos al comercio, si no nos dedicamos a competir en serio.
Nosotros tenemos un norte clarísimo. Siempre dijimos lo mismo. Hace tres años, en mi primera campaña, el año pasado cuando les pedí el voto, y ahora, a ocho meses de haber asumido el gobierno.
Venimos a limitar el poder arbitrario del gobierno. Venimos a liberar al sector privado. Y venimos a sacarle encima la bota asfixiante del Estado a los productores.
Y de hecho, es así que lo estamos haciendo. Porque la verdadera carga que tiene que soportar el sector privado es el peso del sector público dentro de la economía. Y este gobierno ha hecho una reducción del 30 % en términos reales del tamaño del sector público.
Es el ajuste fiscal más grande de la historia de la humanidad. Solo comparables con los que se hicieron después de la guerra, y tampoco alcanzan este nivel.
Por lo tanto, efectivamente, les estamos sacando la bota de encima y los estamos dejando de asfixiar para que vuelvan a ser el sector privado y que produzca y genere riqueza.
Y lo hacemos porque entendemos que los empresarios son benefactores sociales y que su búsqueda de ganancia redunda en un beneficio para el conjunto de la sociedad.
Porque, mal que les pese, Adam Smith tenía razón. En definitiva, venimos a aplicar nuevamente las ideas que hace más de 150 años hicieron de la Argentina el país más rico del mundo.
Por eso hoy estoy aquí, en la sede histórica de la Sociedad Rural, para renovar los votos de la sociedad con el campo argentino.
Porque queremos que el campo esté en el centro de este nuevo contrato social que estamos entablando con los argentinos, tal como estuvo en el centro del contrato social que a fines del siglo XIX hizo de la Argentina una potencia mundial.
Pero liberarnos de esta nueva forma de tiranía que ha sido el modelo del Estado presente y volver a la senda de la libertad llevará un enorme esfuerzo y tiempo.
Porque el cuadro de situaciones de dado era demasiado grave para una solución inmediata, solo para que haya una conciencia del desafío con el que nos encontramos.
Estábamos en diciembre al borde de lo que hubiera sido la crisis más grande de la historia argentina.
De hecho, se combinaban elementos de las tres peores crisis que tuvo la Argentina. En el plano monetario teníamos un desequilibrio que era el doble del que teníamos en el año 75, situación en la cual terminó con el llamado Rodrigazo.
Dentro del balance del Banco Central teníamos la institución absolutamente quebrada. De hecho, la pérdida que debimos reconocer a lo largo de este año fue por el equivalente de 45 .000 millones de dólares, dado los desastres que hizo el gobierno anterior.
Y además, en el plano social teníamos indicadores que eran peores que los del 2001. Eso en un marco de déficit gemelos de 17 puntos del PBI, déficit del Tesoro de 5 puntos del PBI y un déficit cuasifical de 10 puntos del PBI que nos ponían al borde de una hiperinflación. De hecho, algunos deshonestos intelectualmente niegan que eso estaba ocurriendo.
Sin embargo, en el mes de diciembre la inflación mayorista tocó el 54 % mensual, lo cual en términos anualizados es equivalente al 17 .000 % anual.
Y después de seis meses, la inflación mayorista del último mes fue del 2 ,7%, es decir, 35 % anualizada.
Quiere decir que este gobierno ha bajado la inflación del 17 .000 % y al 35%. Es decir, falta mucho, pero hemos hecho un montón. Es más, en una parte más adelante del discurso voy a hablar de la salida del cepo porque sé lo importante que es eso.
Y por eso también quiero hacer una nota adicional. Esa inflación del 2 .7 % que hemos tenido en mayoristas, si uno le quita lo que corresponde a la tasa de evaluación pactada desde la política del Banco Central, que es del 2%, eso estaría llevando la inflación al 0 .7%.
Es decir que hoy la verdadera inflación en Argentina viene viajando al 8 % anual y va a seguir bajando y no vamos a parar hasta exterminar la inflación. Y cuando eso lo logremos vamos a terminar levantando el cepo.
Por eso quiero detenerme para ser claros con ustedes en esto. Nosotros vamos en serio. Estamos dispuestos a hacer un cambio profundo.
Lo hemos demostrado claramente en estos primeros ocho meses. Porque lo que nosotros queremos cambiar es este modelo de país empobrecedor.
Y para que el nuevo modelo sea exitoso debe ser antes que nada sustentable. De nada sirve hacer cambios que no pueden ser sostenidos en el tiempo.
Ya hemos vivido esa historia. Gobiernos que se apuran a dar soluciones que luego no pueden sostener y terminan generando un daño peor que el que había al inicio.
Cuando el punto de partida es tan catastrófico como el que nos tocó a nosotros, lograr la sustentabilidad lleva tiempo.
Decir algo es más que decir algo. Es decir que tenemos que seguir adelante. Cuando el punto de partida es tan catastrófico como el que nos tocó a nosotros, lograr la sustentabilidad lleva tiempo.
Decir algo es mentirles. Y yo no vine a mentirles. Yo vine a decirles la verdad.
Porque prefiero una verdad dura antes que una mentira confortable. Nadie tiene tantas ganas como nosotros de salir de este modelo desastroso donde el Estado, entre retenciones y cepo, le expropia al campo el 70 % de lo que produce.
Y lo vuelvo a repetir. Nadie tiene tantas ganas como nosotros, y yo en particular, de salir de este modelo desastroso donde el Estado, entre retenciones y cepo, le expropia al campo el 70 % de lo que produce.
Se va a terminar con eso de una vez. Pero también debemos saber que quitar los parches sin antes solucionar el problema de fondo sería agravar la crisis que heredamos.
Por eso no nos importa cuánta presión haya y de dónde venga. Nosotros no vamos a apresurarnos demagógicamente.
Nosotros vamos a respetar el logro del equilibrio macroeconómico e iremos avanzando conforme eso sea logrado.
Lo estamos haciendo y lo vamos a seguir haciendo. El programa económico tiene tiempos y condiciones.
Hace falta mirar la película y no tanto la foto. En el interín, hasta que podamos resolver las grandes cargas que el campo soporta, seguiremos avanzando sin pausa en nuestra agenda desde regulación y de apertura comercial.
Eliminamos los controles discrecionales a las importaciones. Se terminó la era en la que un burócrata elige a dedo quién importa qué y cuándo.
Eliminamos normas distorsivas del comercio interior como la ley de góndolas y la ley de abastecimiento.
Eliminamos la resolución que prohibía la exportación de siete cortes de carne. Bajamos los aranceles a los herbicidas y eliminamos aranceles claves para abaratar el costo de los fertilizantes, lo cual redujo el precio de esos insumos.
Por ejemplo, se redujo el precio de la urea de 830 dólares el 15 de febrero a 588 en la actualidad.
Estamos abriendo mercados internacionales para nuestros productos agropecuarios y derivados. Logramos que China reduzca aranceles a 143 productos agroindustriales argentinos.
Y ampliamos la oferta de vacunas contra la fiebre aftosa para que 200 .000 productores ganaderos ya no dependan de un solo laboratorio y puedan acceder a vacunas más baratas.
Pero además de estas cuestiones, en el corto plazo avanzamos con algunas medidas adicionales para el sector como eliminar las DEX a las vacas de las categorías A, B, C, D y E. Vamos a avanzar en la eliminación del 25 % de las DEX a la proteína animal que afecta de manera transversal al sector.
Vamos a desburocratizar el comercio de granos eliminando la necesidad de reescribirse en la RUCA. Vamos a extender de forma indefinida la eliminación de las DEX al sector lácteo.
Además, planeamos avanzar en un régimen de amortización acelerada para los bienes de capital del sector agro.
Vamos a modificar el manejo contable del ganado de modo tal que se pague ganancias sobre la venta y no sobre el engorde.
Vamos a implementar un régimen de riego con beneficios para zonas marginales. Vamos a avanzar también en un régimen de amortización acelerada de los toros con valor genético de manera de incentivar la inversión y la innovación. Y sobre todo, estamos cumpliendo el objetivo más importante de todos que es terminar con la inflación y sanear el balance del Banco Central para así terminar de una vez por todas con la inflación, el cepo y la imprevisibilidad cambiaria.
En este sentido, quiero dar muestras de cómo estoy cumpliendo mi palabra y cómo voy a seguir cumpliéndola con algunas cuestiones que a veces pasan de largo, pero que al querido Nicolás no se le pasan, digamos, si él sabe y las ve.
Nosotros dijimos que vamos a eliminar el cepo. Todos los días eliminamos regulaciones de pagarse solamente el 15 % de las importaciones.
Hoy se paga el 80 % de las importaciones. Y cada día estamos más cerca para abrir el cepo.
Dijimos que era necesario equilibrio fiscal. Y ajustamos el sector público y en un mes logramos el equilibrio financiero, aún pagando deuda.
No solo eso, eliminamos recientemente el déficit cuasi fiscal porque eliminamos todos los pasivos remunerados del balance del Banco Central.
No solo eso, terminamos también con la tortura de los puts, de modo tal que ningún vivo se pueda correr y patinar en una corrida cambiaria en un día al equivalente a 2 .000 millones de dólares.
Pero no solo eso, ahora estamos con un programa directamente de emisión cero, de modo tal de acelerar la convergencia de la inflación a la meta cambiaria para después modificar a la baja la meta cambiaria.
Y una vez que esto se cumpla con la inflación yendo a niveles cercanos al 0%, es ahí cuando terminaremos de liberar el cepo de una vez por todas y para siempre.
A su vez, habíamos dicho que la suba del impuesto país era absolutamente transitoria y en el mes de septiembre vamos a bajarlo al 7 ,5 % y lo vamos a estar eliminando en el mes de diciembre.
A su vez, otro dato muy importante, en todo lo que fue la discusión de la Ley Bases, hubo una presión enorme para coparticipar las retenciones.
Sin embargo, nos mantuvimos estoicos, no cedimos un milímetro y las retenciones quedan en poder del Poder Ejecutivo Nacional, de modo tal que sí van a poder ser eliminadas y ese es mi compromiso.
Y también he dicho que para poder bajar impuestos, antes tenía que lograr mejoras en la actividad y en la recaudación. Hay un dato que pasa desapercibido o no lo quieren mostrar y es el hecho que Argentina alcanzó el superávit financiero en medio de una recesión. Esto significa que cuando la economía argentina empiece a rebotar, Argentina va a pasar a tener un abultado superávit financiero y a partir de ahí vamos a seguir con la reducción de los impuestos.
Esa recuperación está basada, si ustedes se fijan, en cómo están mejorando los salarios reales, los cuales ya están en terreno positivo para este año. Lo mismo pasa con las jubilaciones y esto, profundizándose con la recuperación en el ciclo de stocks, Argentina se encuentra frente a una recuperación cíclica.
Pero además la baja de impuestos también se va a dar con el crecimiento económico y en esto también hemos hecho aportes importantes.
La reducción del déficit fiscal en 15 puntos del PBI significa que el ahorro vuelve al sector productivo.
Recuerden que en diciembre discutíamos acerca de la hiperinflación y hoy se discuten los créditos hipotecarios a 30 años y solamente pasaron 8 meses.
En ese contexto donde aumenta el ahorro va a haber un aumento en la inversión. Ese aumento en la inversión va a hacer que la economía crezca y dado nuestra voluntad de no aumentar el gasto público, eso va a mejorar las cuentas públicas y nos va a permitir seguir bajando los impuestos.
Vamos a trabajar para que el Estado no vuelva a pesar más que 25 puntos del PBI como nos hemos comprometido los firmantes del Pacto de Mayo.
Y esto además también va a ser potenciado por las reformas que impulsa la Ley Bases para tener un orden de magnitudes.
La reforma que había hecho Menem en los años 90 había sido la reforma más grande de la historia argentina.
Nosotros, la Ley Bases es 5 veces más grande que esa reforma y si le sumamos el DNU, la reforma que llevamos a cabo con el 15 % de la Cámara de Diputados y el 10 % de la Cámara de Senadores es 8 veces más grande que la reforma estructural más grande de la historia argentina.
Crean o no, estamos haciendo historia. De hecho, estas reformas nos permiten escalar 90 puestos en el Índice de Libertad Económica.
Es decir, que empezamos a hacer cosas para que de largo plazo nos podamos parecer a países como Alemania o como Francia o como Italia, aquellos que hoy son países desarrollados.
Sin embargo, nuestra agenda de reformas no se termina con estas 800 reformas estructurales. Tenemos pendientes 3 .200 reformas más. Es decir, vamos a hacer 4 .000 reformas estructurales y haremos de Argentina el país más libre del mundo para que sea la base de que seamos el país más próspero del mundo.
En definitiva, paso a paso estamos haciendo lo que vinimos a hacer, que es sacar al Estado del medio, abrir mercados para abaratar costos y promover el comercio exterior, porque sabemos que a la larga, cuanto más se exporte al sector agropecuario, mejor le va a ir al país. Yo sé que nadie tiene derecho a pedirles nada, sé que han sido saqueados durante décadas, décadas en que los políticos han usado los dólares que ustedes generan para hacer populismo barato.
Pero si no apoyamos con todo nuestro esfuerzo los cambios que todos los argentinos estamos emprendiendo, el destino es ser la villa de miseria más grande del mundo.
Por eso agradezco, querido Nicolás, tus palabras de tolerancia y paciencia, porque las reformas van a llegar, están en camino y pronto las van a ver hechas realidad.
Al mismo tiempo, porque ya saben cuál es la alternativa, la han vivido durante décadas, por eso confío que, aunque la realidad de hoy, por ahora, sea insuficiente, sabrán ponderar qué es lo mejor para ustedes y sus familias y para el bienestar de todos los argentinos.
Porque, en definitiva, nosotros y ustedes queremos exactamente lo mismo. Queremos volver al país de sus abuelos, bisabuelos y tatarabuelos, el país de la Generación del 80, un país libre, pero no solo eso.
Queremos ser el país más libre del mundo, donde lo de cada uno es de cada uno y donde el campo recuperará el lugar en la sociedad argentina que por derecho le corresponde y que la política le niega desde hace 100 años, que es el sector líder en el desarrollo económico y social del conjunto de la sociedad, ser la punta de lanza y ser celebrado por ello y no castigado.
Pero es fundamental entender que solo hay dos caminos, o retomamos el modelo de la libertad de manera sustentable, que liberó el vigor productivo del campo y nos hizo un país grande, o nos seguimos hundiendo en la miseria de la larga noche argentina y el modelo del Estado presente.
No hay terceras vías, no hay otra alternativa, solo hay dos visiones de país, solo hay dos visiones para el campo.
Por primera vez en 100 años tenemos un gobierno que quiere exactamente el mismo país que quieren ustedes.
Vayamos junto de la mano, aprovechemos la oportunidad, tomemos el toro por las astas y apostemos a la Argentina.
Digo esto porque tenemos la posibilidad de dar vuelta para siempre esta triste página de la historia argentina que fue el populismo empobrecedor, la oportunidad de dejar atrás el siglo de humillación argentina e inaugurar un nuevo siglo de oro para la nación. Con estas palabras quiero agradecer a todos ustedes por su participación en este evento, para inaugurar un nuevo siglo de oro para la nación. Con estas palabras y con mucho agradecimiento declaro inaugurada la centésima trigésima sexta exposición rural argentina.
Finalmente, y para cerrar, que Dios bendiga a los argentinos y que la fuerza del cielo nos acompañe. ¡Viva la libertad, carajo! ¡Viva el campo argentino, carajo! ¡Viva la libertad, carajo! ¡Viva la libertad, carajo! ¡Viva la libertad!
Fue el primer acto de Milei después de su regreso de París, donde asistió a la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos. Y tal como se esperaba, el jefe de Estado se encontró con un ambiente amable ante su primera visita oficial. El campo recibió a Milei con aplausos mayoritarios y un mensaje de apoyo a su gestión, pero también con pedidos y exigencias, como que le quiten las retenciones que se le aplican.
Milei llegó a La Rural poco después de las 11 y se dirigió hacia el palco central, donde lo esperaban ministros como Guillermo Francos, Patricia Bullrich, Mariano Cúneo Libarona y Federico Sturzenegger, entre otros. Ya allí, recibió los primeros aplausos desde las plateas, que estuvieron colmadas, más algún grito suelto de “vamos a Milei”.
A las 12.01 exactas comenzó el discurso de Milei, vestido de traje y corbata como siempre, con un tono de mucho respeto institucional. “Estar aquí me llena de orgullo”, inició el Presidente, felicitando a todos por la realización de la Exposición Rural y a los trabajadores del campo, que le dan alimentos a “500 millones de personas del mundo”.
“Todos ustedes merecen er llamados héroes”, les dijo, y agregó que “los días más felices del campo fueron los días más felices de los argentinos”. Milei hizo un racconto histórico de los grandes momentos del país, siempre apuntalado por el campo.
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Javier Milei enumeró en La Rural una serie de medidas económicas que lleva adelante su gobierno y adelantó cómo prevé continuar con su plan.
El líder libertario también le pegó fuerte al kirchnerismo con una indirecta por su relación con el campo. Recordó que se los trató a los productores como “cipayos” y que ese gobierno, que identificó con la dirigencia política, “hundió al campo”.
Yendo más allá en el tiempo, habló de “un siglo de humillación argentina, de pisoteo al campo”. También tildó de “burrada importante y salvajada” decisiones económicas de gobiernos anteriores, a los que llamó “socialistas y energúmenos”.
“No hay contradicción entre campo e industria”, destacó, y dijo que existe mucho “mito” en torno al agro”. En ese sentido destacó todas las potencialidades del sector. Relativizó los cuestionamientos que se le hace al campo por no cuidar protocolos vinculados al medio ambiente. “No es nocivo, y si lo fuera, es más nociva la pobreza y e hambre”, sostuvo.
La secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y la vicepresidenta, Victoria Villarruel. Foto: Mariana Nedelcu
Milei también habló de la apertura del comercio. “Cuanto más abiertos seamos, mejor. El comercio nunca fundió a nadie. Una economía cerrada sólo sirve para beneficiar a los amigos del poder para vender productos de menor calidad a mayor precio”, clamó.
Sobre su gestión, resaltó: “Siempre decimos lo mismo, desde que fui candidato hace tres años y el año pasado cuando me eligieron. Venimos a sacarle la bota asfixiante de encima a los productores”. Destacó, además, que este gobierno “está haciendo el ajuste más grande de la historia”.
Milei dijo que “liberarnos del estado de tiranía” va a llevar mucho tiempo porque lo que encontraron como gobierno “fue muy grave” . Allí fue cuando habló de los datos de inflación, planteando que tenían un horizonte de 17.000% de suba cuando se encamina a un 35% anual, según sus palabras.
Además, sobre el futuro, dijo que la inflación “viene viajando hacia un 8% anual” , lo que permitirá “liberar el cepo”, una de las definiciones que más esperaban escuchar en el campo. Milei también aclaró que “no vine a mentirles”, porque “yo vengo a decirles la verdad”. Y manifestó: “Mejor es una verdad dura que una mentira confortable, quitar los parches sin resolver los problemas de fondo sería agravar los problemas. No nos vamos a apresurar”.
Sobre el cepo, Milei añadíó: “Estamos cada día más cerca de liberarlo, necesitamos equilibrio fiscal”. Y destacó las medidas realizadas en términos económicos en ese sentido. “Estamos en un programa de emisión cero, cuando logremos llevar la inflación hacia un 0% liberaremos de una vez por todas el cepo”. Acerca de las retenciones, prometió: “Dependen del Ejecutivo y van a ser eliminadas. Ese es mi compromiso”.
Javier Milei, con Nicolás Pino y Jorge Macri. Foto: Federico López Claro.
En el cierre del discurso, Milei les dijo a los presentes que sabe “que fueron saqueados” durante años, pero les advirtió que “las reformas van a llegar y pronto las van a ver hechas realidad”. Y culminó con su tradicional “Viva La Libertad carajo”, que lo llevó a la presidencia el año pasado.
Una de las imágenes más esperadas, además, era la de Milei con Villarruel, tras diferencias manifiestas entre ambos, sobre todo después de las declaraciones de la vicepresidente que complicaron la relación diplomática con Francia y que motivaron enojo en Casa Rosada, Ambos estuvieron juntos, como había sucedido en el acto del 9 de Julio, también en Buenos Aires, aunque el saludo fue frío.
Pino, con elogios, pero también advertencia
Pasadas las 11.20 había empezado el discurso de Nicolás Pino, presidente de La Rural, que agradeció a Milei y celebró que fuera el primer presidente en cinco años, desde Mauricio Macri en 2019, que visita la exposición. No obstante, el discurso de Pino tuvo mucho contenido político, con mensajes enviados al Presidente .
“Tenemos la certeza de que Usted va a ser el presidente que elimine las retenciones”, fue tal vez la frase más contundente de Pino en un discurso que se extendió por más de media hora, que mezcló un análisis de la situación económica del campo, referencias a contextos nacional e internacional e incluso citas a Juan Bautista Alberdi, principal referente de los libertarios y a las “fuerzas del cielo”, que confluirán, dijo, en un guiño a Milei, con “las fuerzas del campo”.
El discurso de Pino tuvo mucho contenido político, con mensajes enviados al Presidente. Foto Federico Lopez Claro
“El país viene creciendo a un 2,5%, porcentaje del cual el 90% corresponde al campo”, valoró Pino , que dijo que al sector agropecuario no le importante si gobiernan “libertarios o socialistas” sino que se termine con el “agobio de las retenciones, un impuesto distorsivo, discriminatorio y confiscatorio”.
Más allá de ese tramo de su exposición, Pino también fue claro al decir que en este momento en el campo “preferimos esperar a la paciencia del ciudadano del campo, porque creemos útil esperar al Gobierno y darle crédito, como se lo dio la ciudadanía en 2023”. También bajó un mensaje a la oposición, de la que dio que “tiene que aportar, no oponorse ni obstruir”. El kirchnerismo, cabe recordar, tuvo una relación muy mala con el campo durante los cuatro gobiernos de su signo, desde 2003. Al respecto, recordó: “En 22 años, los gobiernos recaudaron 22.000 millones de dólares por retenciones”.