La selección croata se había puesto en ventaja con gol de Modric.
Los italianos, con Retegui de titular, quedaron segundos del grupo B y jugarán ante Suiza
“Noches mágicas, persiguiendo un gol…”, comienza el estribillo de la inolvidable canción del Mundial Italia ’90. Para la selección de Mateo Retegui, que jugó todo el partido, la de Leipzig fue una noche mágica e inolvidable en la que persiguió el gol y se le dio en el último minuto con una genial definición de Mattia Zaccagni para empatar 1-1 ante Croacia y asegurarse la clasificación como segundo del grupo B (primera quedó España). Ahora, enfrentará a Suiza en octavos de final.
En un verdadero partidazo, cambiante y electrizante, Croacia pasó de la alegría a sacar cuentas. Necesita de un milagro para pasar de ronda como uno de los mejores terceros: que Inglaterra le gane 4-0 a Eslovenia y Dinamarca a Serbia por cualquier resultado, y que Portugal supere a Georgia y Turquía, a República Checa. Si alguno de esos cuatro resultados no se da, los croatas quedarán eliminados.
Había empezado bien Croacia. La urgencia la obligó a asumir el protagonismo. La expectativa en la previa pasaba por ver quién dominaría a quién en este duelo que tranquilamente podría ser un cruce de eliminación directa. Los dirigidos por Zlatko Dalic fueron los que salieron atacar y le robaron el papel protagónico a Italia con presión y posesión.
Con cinco defensores, tres volantes y dos atacantes, los de azul buscaban alguna bocanada de oxígeno tratando de sumar toques cuando lograban tener el balón bajo sus pies.
De a poco, el elenco de Luciano Spalletti se empezó a adelantar y la balanza se fue equilibrando a tal punto que encontró varias veces a Retegui dentro del área. El argentino nacionalizado italiano fue un peligro constante para la defensa croata. De cabeza primero, de zurda después. Siempre llegó justo un cierre salvador para mandarla al tiro de esquina.
Justamente de uno de esos córners Italia casi pasa al frente por un cabezazo a quemarropa de Alessandro Bastoni que salvó Dominik Livakovic. El defensor no pudo cabecear de pique al piso y por eso le hizo más sencillo al arquero sacar esa bola de fuego.
El partido se armó de ida y vuelta. En ese vaivén que siguió en el segundo tiempo, Davide Frattesi, recién ingresado, metió la mano y el árbitro neerlandés Danny Makkelie marcó el penal tras verlo en el monitor (lo advirtió el VAR).
El fútbol iba a jugarle un amago increíble a Modric. El capitán pateó mal el penal y se lo atajó Donnarumma. Pero la jugada siguió, Croacia recuperó la pelota y atacó. Un envío al área provocó una tapada del arquero, que dejó corto el rebote.
Y ahí estaba el propio Modric, menos de un minuto después de fallar su tiro desde los once metros, con otro penal, este en movimiento. No falló esta vez: remató fuerte y arriba para concretar su revancha y poner el 1-0. Es el jugador más longevo en anotar en una Eurocopa (38 años y 289 días).
La alegría era croata e Italia ahora tenía que contar las monedas para ver si entraba como mejor tercero. Pero la noche europea sería larga y tendría una sorpresa final espectacular.
La Azzurra no se rindió. Y el premio a la perseverancia llegó en el final. En el séptimo de los ocho minutos de descuento, Italia construyó el golazo de la clasificación que culminó con una espectacular definición de primera del ingresado Zaccagni.
Algunos hinchas se fueron entonando las estrofas de Un’estate italiana: “Y en tus ojos, ganas de vencer. Un verano, una aventura más. ¡Gol!”.