Fieles que resistían a los obispos sucesores de Gabriel Mestre en la diócesis de Mar del Plata irrumpieron con pancartas en la catedral durante la misa crismal.
Reclamaban la vuelta del vicario general del obispado, trasladado a Jujuy, acusado de interferir en los nombramientos de obispos.
De a poco parece ir armándose el rompecabezas de la situación que determinó la severa decisión del Papa Francisco de remover al arzobispo de La Plata, Gabriel Mestre. Ahora se conoció que el hecho que colmó la paciencia de Jorge Bergoglio fue la protesta con pancartas que realizaron feligreses en la catedral de Mar del Plata durante la procesión de entrada en la solemne misa crismal de Jueves Santo repleta de fieles que encabezaba el administrador apostólico designado por el pontífice.
Los feligreses protestaban por el traslado del vicario general (en la práctica, la segunda autoridad eclesiástica después del obispo) de la diócesis marplatense, el padre Luis Albóniga, a la diócesis de Jujuy, tras la decisión del Vaticano de iniciar una investigación sobre su gestión como administrador diocesano, o sea, siendo una suerte de coordinador de la transición entre la salida del obispo Mestre a su nuevo destino como arzobispo de La Plata y la designación de su sucesor.
La protesta fue la máxima expresión de una rebelión que se inició luego del nombramiento de Mestre al frente de la arquidiócesis de La Plata -la tercera en importancia del país detrás de Buenos Aires y Córdoba-, el 28 de julio del año pasado y el anhelo de muchos fieles de que el padre Albóniga fuera su sucesor, una rebelión presuntamente amparada, no desactivada, por Mestre que derivó en la sucesiva renuncia de dos obispos elegidos por Francisco para sucederlo.
La Santa Sede informó que su sucesor sería monseñor Gustavo Larrazábal, que se venía desempeñando como obispo auxiliar de San Juan, pero que también renunció a mediados de enero, tres días antes de asumir, al conocerse que pesaba sobre él una denuncia por acoso y abuso de poder en perjuicio de una empleada entre 2007 y 2013 de la que, finalmente, fue desafectado por falta de mérito.
“Les comparto que luego de un proceso de discernimiento y oración realizado muy a conciencia, he llegado a la conclusión de que no es oportuno asumir el gobierno pastoral de las diócesis de Mar del Plata”, escribió Larrazábal en una carta abierta a quienes iban a ser sus futuros feligreses, que estaban indignados por la información filtrada a los medios marplatenses.
Ante la renuncia de dos obispos, Francisco nombró a un nuevo administrador diocesano de su confianza, el también jesuita y obispo auxiliar de Buenos Aires, Ernesto Giobando, y dos semanas después se produjo el traslado a la lejana diócesis de Jujuy del padre Albóniga, que cayó muy mal no sólo entre los fieles e incluso sectores del clero, sino también entre dirigentes de diversos ámbitos.
“La Santa Sede a través del Administrador Apostólico informa que el presbítero Luis Albóniga fue trasladado por un tiempo a la diócesis de Jujuy, debido a que se realizará un procedimiento canónico relacionado a esclarecer su actuación durante su tarea de administrador diocesano”, reveló el 30 de enero en un comunicado el obispado de Mar del Plata.
La tensión fue tal que monseñor Giobando decidió no asistir el 10 de febrero a la canonización en el Vaticano de Mama Antula, la primera santa argentina, pese a ser el postulador (impulsor oficial) de la causa y haber jugado un papel clave en la curación científicamente inexplicable de un hombre santafesino al pedirle a sus familiares que le rezaran a la mujer para que intercediera ante Dios y obrara el milagro de su curación.
Finalmente se produjo la protesta en la misa crismal de la pasada Semana Santa y luego llegó el llamado a Roma de Mestre, el encuentro con el Papa y su renuncia explicada en términos muy generales por el ahora exarzobispo de La Plata en una carta al clero y los fieles platenses.
“En la Ciudad Eterna, después de confrontar algunas percepciones distintas con lo acontecido en la diócesis de Mar del Plata desde noviembre de 2023 hasta la actualidad, el Papa Francisco me pidió la renuncia a la sede platense”.