Es uno de los cinco rugbiers condenados a perpetua por el asesinato en la salida de un boliche en Villa Gesell.
Apuntó a tres de sus compañeros como protagonistas de la pelea, intentó desacreditar el juicio y trató de despegarse de la prueba de su zapatilla.
Lo dijo en una entrevista en tevé después de cambiar de abogado, contratar al libertario Francisco Onetto y pedir la nulidad del juicio.
Máximo Thomsen (23) es uno de los cinco rugbiers condenados a prisión perpetua por el crimen de Fernando Báez Sosa (18). En el juicio quedó comprobado que ese 18 de enero de 2020 golpeó sin piedad al joven a la salida del boliche Le Brique de Villa Gesell. Lo encontraron culpable de homicidio doblemente agravado. Este martes, Thomsen brindó por primera vez una entrevista televisiva en la que contó su versión de los hechos, después de haber cambiado de abogado y pedido la nulidad del juicio.
“Nunca se me pasó por la cabeza que podía matar a alguien. Nunca lo tuve presente. [En Zárate] Veía las peleas con baldosas y cosas, y eso sí era chocante. Uno cree que necesita algo para terminar con la vida de alguien. No siente que con las manos o con el cuerpo puede llegar a cierto extremo. No fue algo que tuve presente en algún momento”, indicó este martes a la noche, en una entrevista en que intentó desprenderse de la premeditación, una de las condiciones que tomó en cuenta el tribunal para juzgarlo.
“No me siento un asesino”, dijo llorando, a pesar de la conclusión de los jueces que lo encontraron como uno de los coautores del homicidio de Báez Sosa. Señaló a Matías Benicelli, a Ciro Pertossi y a Enzo Comelli como protagonistas de la golpiza. También intentó desacreditar conclusiones del juicio y despegarse de una prueba contundente: la huella de su zapatilla, imprimida en la cabeza de Fernando.
Durante la nota periodística, grabada en la cárcel de Melchor Romero y dividida en dos partes (una sale este martes, la otra verá la luz el miércoles), el rugbier relató cómo eran las peleas en los boliches de Zárate, cómo armaron el viaje a Villa Gesell, cómo fue la primera noche, lo que hicieron el día del crimen que estuvieron borrachos y los minutos posteriores al asesinato, cuando fueron a comer hamburguesas a un local de Gesell.
También habla sobre Pablo Ventura, el joven al que le hacía bullying y él mismo intentó incriminar por el crimen durante la investigación Y sobre Hugo Tomei, el abogado que defendió de manera unificada a los rugbiers en el juicio, y lo que pasó en los tribunales de Dolores.
De los anticipos de la entrevista, trascendió que Thomsen pidió perdón, pero rogó a la Justicia que no le imputen cosas “que hicieron otros”, una manera de acusar a sus compañeros. Además, habló de la víctima. “Rezo todas las noches por Fernando”, aseguró. “Me desahogué mucho, hace cuatro años que esperaba este momento”, sostuvo.
Máximo Thomsen y la noche del crimen de Báez Sosa
“Queríamos salir, ya habíamos ido dos años anteriores. Siempre íbamos a tomar a la tarde y a la noche y salir era el plan inicial, siempre, a divertirnos, tomar alcohol la playa, hacer previa y salir”, dijo Thomsen, que aseguró haber llegado borracho al boliche Le Brique.
Sobre la noche del crimen, insistió con que Báez Sosa inició la pelea dentro del local nocturno. “Yo lo que me acuerdo es que yo estaba agarrado de la barra, de espaldas a la pista y siento que alguien se había caído encima. Era Matías [Benicelli], que se estaba agarrando la cara. Me doy vuelta, le pregunto y me dice que le pegaron. Ahí al toque agarra un seguridad, lo levanta del cuello. Yo le digo ‘por favor, dejalo que lo vas a matar’ y me dice ‘¿qué sos? ¿el amigo’? le digo que sí y dice ‘bueno, sáquenlo a él también'”, expresó Thomsen, que negó haber participado de la pelea dentro de la discoteca.
Y apuntó a Báez Sosa por la pelea. “En ese momento desconocía quién le había pegado a Matías, después me enteré que fue Fernando que le había pegado a él. Después me enteré que Matias estaba separando a él con otra persona que nunca supe quién era, los estaba separando. Y cuando le puso la mano en el pecho y se ve que se había sentido amenazado y le pegó una piña en la frente”, añadió.
Dijo que él no fue a planear represalias contra Báez Sosa. También apuntó a sus amigos por haber protagonizado otra pelea afuera del local. Si bien las cámaras lo tomaron pasándose el dedo por el cuello, como insinuando venganza, él dijo este martes: “No fue un gesto de amenaza, yo me quiero sacar al seguridad del cuello, yo no tuve contacto visual con Fernando”.
El fiscal lo señaló como coautor. “Se ve en los videos cómo golpea a Fernando atrás del auto”.
Y dijo que Fernando le hizo “burlas” a uno de sus amigos.
“Inmediatamente que se terminan de pelear me dicen ‘ya fue, vamos’ y yo me doy vuelta y atino a cruzar la calle. Y cuando estoy cruzando escucho que uno le había pegado y veo que van corriendo un amigo en una ronda de ocho personas y yo me metí”, dijo sobre la gresca en el exterior del boliche.
“Enzo le pega la primera piña a Fernando. Le pega porque era el que le había pegado a Matías y yo fui atrás a meterme en el grupo. Siento que me pegan en el mentón y empiezo a tirar patadas al aire. Después me enteré que yo le había pegado a Fernando y es algo que pasó. No me voy a esconder de algo que pasó. Desde el primer día quise contar todo, pero nunca me dieron la oportunidad. Siempre nos decían que no, porque podía ser usado en mi contra. Yo quería contar que había sido partícipe pero sin ninguna intención”.
“No me siento un asesino”, aseguró Thomsen, que se quebró al recordar a Fernando. “Yo no me siento asesino. Es una palabra muy fuerte. La vi en todos lados y pensar que te están comparando con gente que matan por matar, que después los ves acá adentro que cae gente así, que lo cuenta como normal y que se va a los dos años. Y a mí me nombran de la misma manera y yo no quería que pasara esto. Si pudiera hacer algo, sería volver el tiempo atrás para que nadie pierda la vida”, profundizó.
Además de Thomsen, también Enzo Comelli, Matías Benicelli, Luciano Pertossi y Ciro Pertossi recibieron prisión perpetua en febrero de 2023, por el crimen de Báez Sosa. También recibieron sentencias Blas Cinalli, Ayrton Viollaz y Lucas Pertossi a 15 años de cárcel como partícipes secundarios del homicidio.
De ese grupo, Thomsen pareció alejarse este martes con sus declaraciones televisivas. “Con el grupo que fuimos a Gesell, sólo íbamos de vacaciones. Era un grupo ocasional. Tengo muchos grupos de amigos, algunos del colegio y otros de la universidad, éste era un grupo sólo para ir de vacaciones”, indicó el rugbier en declaraciones a “Telenoche”.
Sobre las salidas nocturnas en Zárate, señaló: “Pasaba que en Zárate era muy normal salir afuera y dos o tres peleas había, seguro. Con baldosas, cuchillos, armas. Era una cuestión difícil. Me he peleado, no es algo de lo que esté orgulloso. Lo traté con psicólogos. No es lindo lo que pasa hoy en día: afuera del boliche hay muchas peleas. O aprendés o te van a pasar por arriba”.
El fiscal lo señaló como coautor. “Se ve en los videos cómo golpea a Fernando atrás del auto”.
Despegó al rugby como condicionante de la violencia y resaltó que transmite “valores hermosos”. Dijo que la violencia, en realidad, es “una cuestión social”.
La huella de la zapatilla de Máximo Thomsen: “Yo no lo pateé en la cabeza”
Al rugbier, apuntado como el principal agresor de Báez Sosa, lo involucró una contundente evidencia presentada por la fiscalía: la huella de una zapatilla, con un diseño particular de zigzag, que quedó impresa en el rostro de Fernando producto de la furia de la patada que le propinó.
Todos los videos de las cámaras de seguridad y de testigos que filmaron lo ubican en la escena del crimen. Fue sacado por la fuerza del boliche Le Brique y está señalado por la Justicia como quien le dio la patada mortal en la cabeza a Fernando cuando estaba “de rodillas sobre el suelo” y quien dijo a viva voz: “Quedate tranquila que me lo voy a llevar de trofeo”.
Esta zapatilla, además, presentaba manchas de sangre que coincidían con el ADN de Báez Sosa. “Superpusimos las imágenes, la extraída de la suela y la del rostro de la víctima. Y así establecimos la correspondencia. Coincidían los doce zigzags, líneas ascendentes y descendentes, y un patrón particular que acompaña una línea curva. El hematoma calza perfecto con la línea del calzado”, dijo delante del Tribunal Haydeé Almirón, jefa del Laboratorio Científico de la Policía Federal de Mar del Plata.
Sobre ese punto, Thomsen dijo que él “solamente” entró a “tirar patadas, sin noción de lo que hacía”. “Sólo sabía que me metía en una pelea”. Y siguió: “Yo no lo pateé en la cabeza. Fue Ciro [Pertossi] pero se comprobó que esa patada no llegó a impactar. Siempre se dijo que fui yo, pero no era”, intentó desligarse de las conclusiones de los jueces.
“Sinceramente no recuerdo mucho, sólo recuerdo que entré pateando. Cuando vi en el juicio mi zapatilla dije que sí que era mía. Pero realmente quiero que si somos culpables de algo que nos culpen por lo que pasó, no por algo que no pasó”, añadió Thomsen, que trató de salir al cruce de la pista de la huella de su zapatilla.
Al menos cinco amigos de Fernando, muchos de los cuales también recibieron golpes por el cordón que armaron los rugbiers para que nadie pudiera ayudarlo, lo identificaron en las ruedas de reconocimiento.
Él, sin embargo, siguió este martes intentando despegarse de la figura de premeditación e insinuar que fue un accidente. “Nosotros hablábamos de la pelea. Nadie se representó en el resultado. Yo personalmente me fui serio, estaba enojado porque habíamos estado 20 minutos en el boliche. salimos a divertirnos, no a pelearnos”, sostuvo en “Telenoche”.
“Yo estuve ahí, si, participé”, reafirmó. “Le pegué, pero nunca quise que terminara así. Es difícil porque también es un cargo de conciencia importante. Porque cuando algo no lo busca no espera estas consecuencias. una persona con las mismas ideas que nosotros. Y cargar con esa conciencia de que fue por culpa de nosotros, mía también. Pero nadie quiso que esto pasara. Podemos ser buenos, malos, pero nadie quería que terminara como terminó. Pero no por estar acá adentro, sino porque es una vida y nadie es quien para quitarle la vida a otra persona”.
Horas después del crimen, fue a comer a un local de McDonald’s con Lucas Pertossi como si nada hubiese sucedido.
“Jamás se me había ocurrido por la cabeza que Fernando había muerto. Jamás”, continuó Thomsen. “Me enteré al otro día cuando nos hicieron el allanamiento. Nos tiraron al piso ‘¿ustedes saben por lo que estamos haciendo esto?’ y ahí nos dicen. Entré en conciencia cuando dormí en la comisaría la primera noche, yo sentía que vivía en una pesadilla”.
Los jueces de Dolores le dijeron a Thomsen que deberá pasar preso los próximos 47 años de su vida (ya lleva cumplidos tres) hasta 2070, sin posibilidad de conseguir salidas transitorias ni lograr la libertad condicional.
El crimen de Fernando Báez Sosa
El homicidio de Fernando -que era hijo único de Silvino Báez y Graciela Sosa, y había terminado el secundario como alumno ejemplar en el Colegio Marianista del barrio de Caballito- se produjo “entre las 4.41 y las 5 del 18 de enero de 2020”, frente al local bailable ubicado en avenida 3 y paseo 102, pleno centro de Gesell.
La brutal golpiza -que incluyó patadas a la víctima cuando estaba indefensa en la vereda- quedó registrado por cámaras de seguridad y en teléfonos celulares de personas presentes en la zona, por lo que los sospechosos fueron identificados y detenidos horas más tarde en la casa que alquilaban, a pocas cuadras del lugar.