El Presidente, que no estará en la cumbre del Mercosur este lunes, fue la estrella de la cumbre de los conservadores en Camboriú.
La organizaron los enemigos de Lula, a quien hace unos días llamó “zurdito” y “corrupto”.
Pese a que debajo el escenario montado sobre Expocentro de Balneário Camboriú, los espectadores gritaban “Lula, ladrón, tu lugar está en la cárcel!”, Javier Milei entró saltando al ritmo de su “himno” de batalla electoral “Yo soy el Rey”.
El presidente respiró como entendiendo claramente lo que vociferaban en portugués, tomó sus papeles, no respondió, no ironizó como en otras oportunidades, se acomodó sus lentes y empezó su discurso: defendió a su amigo el ex presidente Jair Bolsonaro, a quien definió como un “perseguido judicial” en Brasil; cargó duro contra el socialismo, contra las dictaduras latinoamericanas, habló de la riqueza de las familias de los socialistas, enfocándose contra Nicolás Maduro aunque críptico, porque pidió estando en Brasil ver “cómo viven los hijos de algunos de su propio país”.
Dijo: “Son todos multimillonarios que viven como si hubieran inventado a Google”. Y además, en el plano interno de Argentina se consideró, dando una serie de ejemplos, “el Gobierno que más palos ha recibido” a siete meses de asumir.
El gobierno del PT fue muy claro el sábado. Hizo saber a la prensa en Brasilia que Lula estaba dispuesto a tomar una represalia diplomática muy fuerte si Milei pronunciaba palabras ofensivas contra él en el evento de Camboriu, en principio, convocando a Brasilia a su embajador en Buenos Aires, Julio Bitelli. Clarín supo este domingo que avisaron directamente a la Cancillería de Diana Mondino que ese sería el próximo paso.
“Miren la persecución judicial que sufre nuestro amigo Jair Bolsonaro, en Brasil, y miren lo que está pasando en Bolivia ahora mismo: están dispuestos a montar un falso golpe de estado con tal de sumar algún puntito que otro más en una elección”, dijo el Presidente promediando su discurso. Bolsonaro enfrenta varios procesos entre ellos por presunta asociación para delinquir, peculado y lavado de dinero en un caso que lo investiga por el intento de apropiación de unas valiosas joyas que países árabes le obsequiaron a la Presidencia brasileña.
Milei llegó el sábado cerca de las 23 horas a Santa Catarina, tras anunciar que no iba a ir a la cumbre de líderes del Mercosur de este lunes en el que viaja a Tucumán -en otro hecho histórico para un Presidente argentino donde dicho encuentro es un compromiso de Estado- . Viajó su hermana Karina Milei, secretaria general de la Presidencia -y quien llamaba fuertemente la atención puesto que la rodeaba un universo político dominado por hombres; el ministro de Defensa Luis Petri -que puso un avión de la Fuerza Aérea para este viaje presidencial de carácter privado- y con el vocero presidencial, Manuel Adorni, que tuvo tratamiento ministerial en Brasil, y condujo brevemente la presentación en el escenario de Milei.
Al presidente argentino, lo recibieron a los abrazos los Bolsonaro, los gobernadores de São Paulo, Tarcísio de Freitas y de Santa Catarina, Jorginho Mello, con expresiones para sintonizar de “Viva la Libertad”, y “Viva la Libertad Carajo”. El sábado vieron el partido de la Copa América en el que Brasil perdió frente a Uruguay, y Bolsonaro hijo le regaló a su amigo Presidente Milei una insólita medalla apodada “triple ‘i’”: por “inmortal, imbrochable (que no se le quiebra el miembro masculino al tener sexo con las mujeres, según el diputado) e incomible (que no puede ser tomado por atrás por un hombre de manera sexual, dijo haciendo gestos)”. Milei estaba sorprendido y Karina salió al paso un “la vida misma”.
Y este domingo, Milei se reunió con un grupo empresarios y políticos de la derecha brasileña en el marco de una cumbre de la CPAC -la misma que llevó a Milei a encontrarse con Donald Trump en EE.UU.- y que fue llevada a Brasil por el Instituto Conservador-Liberal, que dirigen el diputado Eduardo Bolsonaro y el empresario Sérgio Sant’Anna. A decir verdad, y por el deterioro de su salud, Bolsonaro padre está fuertemente motorizado por sus hijos, un auténtico clan, pero sobre todo por el mediático Eduardo, el amigo de Javier Milei.
Milei fue la atracción de esta CPAC en el marco de otras presencias como el chileno José Antonio Kast, el ministro de Justicia de El Salvador, Gustavo Villatoro y el mexicano Eduardo Verásategui.
Con su discurso Milei buscó evitar el escenario que se dio con España, otro país con fuerte raíz cultural y económica con la Argentina. En mayo, Milei fue la estrella del lanzamiento electoral del ultraderechista partido Vox, de su amigo Santiago Abascal, en el contexto de las elecciones legislativas europeas, y allí llamó “corrupta” a la esposa de Pedro Sanchez, quien a lo largo del año pasado tuvo fuertes definiciones contra Milei, y los asuntos de Argentina. Pero los insultos de Milei presidente terminaron con el retiro definitivo de la embajadora de España en Buenos Aires. Los vínculos políticos quedaron por el piso.
“El viento de cambio que comenzó en Argentina recorre el mundo y llegará a cada rincón donde la libertad esté reprimida. Esto recién comienza ¡Viva la libertad, carajo!”, festejó el Presidente en un domingo curioso porque el triunfo de la izquierda en Francia marcó un rumbo distinto al que estaba remarcando, teniendo en cuenta además la victoria del Laborismo en Gran Bretaña, que volvió al poder tras 14 años.
El Libertario también repitió la frase tradicional de Bolsonaro, “Dios, Patria y Familia”. Y señaló: “Los socialistas nunca resuelven el problema de fondo, que es el círculo vicioso de expansión del gasto público y el consecuente déficit fiscal”, dijo entre numerosas otras alusiones a la izquierda y a los “populistas” miembros del Foro de San Pablo.
“Cuando digo que la Argentina es un caso intermedio, lo es únicamente en términos relativos, porque es un punto de comparación, es el horror humanitario que han sido otras dictaduras asesinas de la región, como Cuba, Nicaragua, Venezuela”, dijo como entrando en el plano interno.
Tras dar una serie de números sobre la herencia y sus promesas, dijo: “La Argentina atraviesa un momento excepcional en su historia, donde la sociedad, por primera vez en décadas, rechaza el modelo estatista que se agotó después de acumular montañas de miseria”.
“Quien les habla ha llegado donde llegó sin ninguna estructura, sin dinero, sin partido político y sin apoyo de los medios tradicionales. Créanme, que se puede”, arengó a los miembros de CPAC para las próximas elecciones.