El sábado se descompensó Jorge Horche (61) mientras pedaleaba y el médico del lugar estaba de licencia.
La sala de primeros auxilios se encontraba cerrada y costó encontrar el desfibrilador.
La viuda dice que su marido tenía el apto médico al día y según la Ciudad la víctima tenía una cardiopatía hipertrófica.
Los que conocían al contador Jorge Horche cuentan que irradiaba salud a los 61 años. Un metro ochenta, setenta kilos y que era una de esas personas sanas, que se cuidan en la alimentación, constante y metódico a la hora del entrenamiento. Era un ciclista amateur apasionado, que se tomaba la actividad con una madura competitividad. Nada presagiaba que cuando salió de su casa de Caballito al mediodía del sábado, estaría transitando las últimas secuencias de su vida.
Como todos los sábados desde hacía un tiempo, había ido al Circuito KDT a entrenar. “Me lo crucé, nos saludamos mientras pedaleábamos, me dijo que estaba entrando en calor, pero se lo veía bien, normal, nada que me llamara la atención“, recuerda su amigo y compañero de bicicleteadas Jorge Ascari, profesor de educación física.
“Pasaron cinco minutos de haberlo saludado y a unos cien metros escuché gritos, había mucho revuelo, nerviosismo. Yo ya me iba, pero que me subí a la bici, fui hasta el lugar y estaba Jorgito en el piso. Entre los que estaban en la pista había un médico y un kinesiólogo, y le estaban haciendo las primeras maniobras de auxilio. Lo habían visto caer, iba solo y se descompensó”.
Ascari le dice a Clarín que el pulso de Horche “se sentía débil según nos dijo el médico ciclista que lo atendió, pero no tuvo la oportunidad de salvarse por todas las irregularidades. Nadie dice que con el desfibrilador a tiempo sobrevivía seguro, pero hubiera tenido más chances. O con la presencia de un médico del lugar, que supiera cómo utilizarlo. ¿Cómo que el médico estaba de licencia? Ok, reemplácenlo”.
Indignado, Ascari amplía: “El Circuito KDT falló en todo, no estuvo en condiciones de actuar ante una emergencia. Se hizo todo mal. No sólo había un protocolo para actuar en estas circunstancias, sino que no había una cara responsable. Los que estaban allí formaban parte del personal de mantenimiento. La ambulancia, que no llegó como dijeron diez minutos después de haberla llamado, cuando llegó nadie del lugar supo guiarla para que no perdiera tiempo. Dio vueltas, no había o desconocía un camino directo hasta donde estaba tirado Jorge. Lamentable”, concluye el amigo que dijo que acompañará a la familia Horche “en lo que sea necesario”.
El gobierno de la Ciudad respondió ante las varias consultas de Clarín: “El personal de seguridad intentó dar aviso al responsable del parque, quien no se hizo presente en el lugar. El personal médico asignado se encontraba de licencia ese día. Se logró acceder, junto al personal administrativo, al desfibrilador. El mismo fue accionado en tres ocasiones sin resultado positivo, lo mismo que las maniobras de RCP”.
“El personal del SAME -respondió Ciudad- recibió el primer llamado 13.17 horas del sábado 6 de julio y arribó el primer móvil al parque a las 13.30, trece minutos después. Un segundo móvil del SAME llegó a las 13.31. A partir de allí continuaron las maniobras de resucitación durante 30 minutos sin éxito. A las 14.10 se retiraron del lugar luego de constatar el fallecimiento de esta persona”.
“Los exámenes realizados constataron que Horche tenía una cardiopatía hipertrófica, lo que significa que su corazón está aumentado en tamaño y peso, y la causa del fallecimiento fue una muerte súbita. Se hallaron además signos de reanimación y de cardioversión eléctrica”, agrega el informe de la Ciudad.
“Desde la Secretaría de Deportes de la Ciudad de Buenos Aires -concluye el comunicado- se ha iniciado un sumario administrativo a los efectos de establecer las responsabilidades que pudieran existir, toda vez que el personal responsable del parque se había ausentado sin aviso de su puesto de trabajo”.
La voz de la viuda
Paula Moretti, viuda de Horche, le dijo a Clarín que iniciará acciones legales contra la Ciudad: “Contra todos lo que sea necesario para hacer justicia. No me importa nada, pienso llegar hasta las últimas consecuencias judiciales. Son todos muñecos de torta disfrazados de gente decente, pero no les importa el otro, lo único que saben es llenarse los bolsillos y nosotros, los ciudadanos, somos una porquería, somos un número… El nombre de mi marido no va a quedar en vano”.
Moretti, sumida en un profundo dolor, estuvo casada 43 años con Horche. “Mi marido no era merecedor de un final así… Levantaron su cuerpo del piso recién a las 18.45, casi cinco horas después de que se desvaneciera. Empecé a los gritos, porque era una situación espantosa, desagradable… Ni a un perro se lo puede dejar tirado el tiempo que estuvo Jorge allí, a la intemperie, con el frío que hacía. Pero soy muy creyente y sé que Dios hará justicia”.
Agregó: “Las tres personas de la Secretaría de Deportes, que estaban allí, sólo me daban el pésame. Si yo no gritaba, nadie hubieran hecho nada. Iré hasta el final, porque no quiero que digan cualquier cosa de mi marido, faltaron a la palabra. Él murió haciendo una de las cosas que más le apasionaba, que era andar en bicicleta, pero no estaba enfermo del corazón como dicen. Tengo la historia clínica del Hospital Alemán para quien la quiera ver”.
Pese a las lágrimas, Paula intenta recordarlo con una sonrisa. “Jorge tenía cuatro pasiones. La familia, el ciclismo, el Flaco Spinetta y River. Pero te voy a confesar algo que marca la clase de hombre que era: yo soy fortinera hincha de Vélez desde la cuna y ¿sabés qué hizo Jorge? Se hizo socio de Vélez para ir conmigo a la cancha y años de alegría hemos tenido… Hoy mi cuñado me dijo que lo dio de baja del club, no lo puedo creer”.
PS