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Santa Teresita

Raro que a Posse lo echaran sólo por espiar y una metida de pata del Papa

¿Qué pudo haber pasado para tan feo despido?

Bergoglio usó una palabra grosera para alguien que suele posar de progre.

Dos preguntas, de las muchas que se pueden hacer sobre el gobierno en estos últimos días. Una: ¿realmente espió Posse a Pettovello y otros, y por eso lo echaron con más pena que gloria y que se notara bien? ¿O fue cosa de su gestión, que venía de mala para peor?

La otra: ¿es un incidente más de gobierno que Pettovello haya echado a De la Torre con denuncia penal o detrás hay más que lo que se dice? Estas dos tienen alguna respuesta. Pero hay una tercera de respuesta complicada de entrever: ¿entre la mayoría de la gente, afectan estas cuestiones el respaldo a Milei, o el rechazo al kirchnerismo y sus variantes sigue tan grande y vigente que diluyen lo que para otro gobierno sería un gran desgaste?

¿Qué pudo haber pasado con Posse para tan feo despido, con tan feos ninguneos? Por supuesto que, en este caso como en la mayoría en su clase, casi nunca hay una sola razón, pero sí hay una que revienta el grano. Entre lo primero que resolvió Posse fue ponerle jefe a la AFI, que venía desde el gobierno K tan o peor escorada incluso que la economía. Una fábrica de entuertos y operaciones políticas de todo tipo, que nadie sabe si aporta o alguna vez aportó algo de “inteligencia”.

En estos casi seis meses no hubo otros cambios. Encontraron zonas desmanteladas, como la de cyber inteligencia, y el plantel de agentes que armó el kirchnerismo corriendo a espías heredados del macrismo para colar militantes de La Cámpora, que andan como Pancho por su casa. Profundiza el caos que haya algunos despedidos que siguen trabajando por amparos que les dieron jueces laborales.

No hay necesidad de dar más detalles salvo uno y es por la sospecha de espionaje interno: Sívori puso como jefe de contrainteligencia al coronel mayor R.S., del que dicen está cerca de César Milani, el ex jefe del Ejército kirchnerista especializado en operaciones ilegales. El kirchnerismo espió a cualquiera que molestara a su gobierno. El de R.S. es el único dato concreto detrás de los rumores de que el desplazamiento de Posse y Sívori fue a causa de un espionaje sobre la propia tropa.

Pasado el episodio y a lo hecho, pecho, con más serenidad y más realismo, queda la deducción del espionaje por otras causas. Una: a mediados de enero, Posse le deseó a Pettovello que tuviera un buen viaje a Punta del Este. Milei había ordenado que nadie se fuera de vacaciones y por eso ella lo mantenía en secreto. Pettovello entendió que Posse había estado curioseando en su vida.

Alguien muy cercano a ese momento cuenta que fue otra cosa lo que ocurrió y más simple: la mujer de un funcionario se enteró por casualidad del viaje y lo comentó en un encuentro con Posse. Otra: Sívori, en esos días, empezó a hacer circular entre Karina y Posse sus primeros informes semanales. Uno advertía sobre un posible conflicto en el área de Pettovello por crisis con la compra de alimentos. ¿Acaso revelaba algunas cosas privadas sobre la ministra?

No se puede saber la verdad, sólo podemos hacer conjeturas. Sí sabemos que hay mano de obra desocupada que volvió a ser ocupada por empresas privadas. También, quién ganó con la jugada. El nuevo jefe de la AFI es un productor amigo del asesor presidencial Santiago Caputo. Pasamos de un representante de jugadores con Macri a la fiscal K con foto de Fidel Castro en su despacho y que reveló los nombres de 500 agentes con Fernández y a un abogado administrativista. Es el turno de un hombre de la tevé. Estamos mal pero vamos mal.

Lo que a Milei lo sacó de las casillas, algo que no parece ser demasiado difícil, fue que Posse no frenara los aumentos del 48% en los sueldos de los funcionarios, que lo descolocaban fiero con todos los sometidos al ajuste, como bien se notó en las redes. Milei le preguntó a Posse por la medida y dice que Posse le mintió.

Y, para no desentonar, hasta el Papa hace macanas. Echó al arzobispo de La Plata, Mestre, cercano al kirchnerismo. Por supuesto, sólo Dios sabe por qué. Había nombrado a Mestre hace menos de un año. Pasó de Mar del Plata a la tercera arquidiócesis. Un rotundo ascenso. La explicación habría o hay que buscarla en el lío que se armó en Mar del Plata, donde hubo rebelión de fieles contra los dos reemplazos que mandó sucesivamente Bergoglio y que renunciaron. Uno, dicen, por un carpetazo.

Desobediencia al Papa. Nada del otro mundo: cosas que pasan incluso dentro de la verticalísima iglesia. De paso: Bergoglio usó una palabra hoy en día grosera para alguien que suele posar de progre, aunque el conserva se le vea por debajo de la sotana: mariconerías. Más cosas que pasan. Y después… ¿quién realmente piensa que alguien en este país se va a asustar porque echen o renuncie un ministro?

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