En el Philippe Chatrier, el argentino estuvo 4-2 arriba en el cuarto y no pudo cerrar.
El serbio resucitó cuando parecía abatido, se impuso por 6-1, 5-7, 3-6, 7-5 y 6-3 y se transformó en el jugador con más victorias en un Grand Slam.
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Francisco Cerúndolo tuvo el gran batacazo, el golpe casi imposible, al alcance de la mano. El porteño, 27° del ranking, tuvo contra las cuerdas a Novak Djokovic, máximo favorito y campeón defensor de Roland Garros, en la cancha principal de Bois de Boulogne. Pero cuando parecía que tenía encaminado el partido ante un rival mermado físicamente, Nole resucitó. El serbio, que luchó casi todo el encuentro con una molestia en la rodilla derecha, levantó una desventaja de 2-4 en el cuarto parcial, cuando estaba ya 1-2 abajo en sets, y forzó el quinto, en el que selló un triunfo que valió mucho más que el pase a cuartos de final.
El ganador de 24 “grandes” se impuso por 6-1, 5-7, 3-6, 7-5 y 6-3, ganó su 370° match en un Grand Slam y se convirtió en el jugador con más festejos en esa categoría, al romper el empate que compartía con Roger Federer. Además se dio una vida más en su campaña por mantenerse en lo más alto del tenis mundial, ya que una caída le habría costado el N° 1.
Cerúndolo no pudo meterse por primera vez en los cuartos de final de un Major. Y aunque le quedará el sabor amargo de saber que estuvo muy cerca de la mejor victoria de su carrera, se llevará la seguridad de que tiene tenis y cabeza para darle pelea a cualquier rival en los escenarios más importantes del tenis mundial.
Djokovic tuvo un arranque furioso: se llevó su primer game de servicio en cero, sin darle chance al argentino de acomodarse en la cancha ni de oponer mucha resistencia. Pero los siguientes juegos fueron más parejos, porque Cerúndolo empezó a moverse muy bien y a conectar con precisión su derecha y porque el serbio cometió algunas equivocaciones que dejaron a la vista sus puntos débiles.
Dos errores no forzados al hilo del número uno en el tercer game le dieron a su rival dos chances de quiebre muy temprano en el partido, que el porteño no logró capitalizar. Y como se suele decir en el circuito, a un jugador como Nole no se lo puede perdonar.
Djokovic -que pareció sentir alguna molestia en el cuello (estuvo elongándolo durante los descansos)- apretó un poco más y consiguió un quiebre para ponerse 3-1, gracias a una seguidilla de errores de Cerúndolo, que terminó cediendo su saque al estrellar un tiro de derecha en la red.
Con la ventaja en el marcador, el serbio tomó las riendas del partido e impuso su juego. Y no tardó en concretar un nuevo break para quedar 5-1, ante un Cerúndolo que buscaba pero que no encontraba la manera de complicar a su adversario.
A pesar de la gran diferencia en el resultado, al serbio se lo veía algo molesto. Se quejaba con su equipo y se reprochaba los pocos errores que cometía a esa altura del partido. Y hasta se acercó a reclamarle algo a la umpire.
Nole salió a sacar para el parcial, pero Fran respondió bien en una situación complicada. Cuando el número uno trató de sorprenderlo en sus primeros dos sets points con dos drops, el porteño, rápido de piernas y con buenos reflejos, llegó a conectar su drive y se quedó con los dos puntos.
El balcánico dejó pasar una tercera chance de cerrar el set y el argentino no pudo aprovechar dos break points. Y finalmente, en su cuarta oportunidad, Djokovic cerró el set, en un game que duró casi 10 minutos y que dejó la sensación de que el partido está más abierto de lo que podría indicar ese 6-1 parcial.
Cerúndolo arrancó mejor el segundo capítulo, más confiado con su servicio y mejor plantado en la cancha, y pudo sostener sus dos primeros games de saque. Luego de que el argentino se pusiera 2-1, el serbio pidió el médico por una molestia en la rodilla derecha (en la que antes del partido tenía una venda con lo que parecían esos imanes que alguna vez usó en su pecho) y aprovechó algunos segundos mientras se preparaba para servir para probar la pierna y ver cómo se sentía. Y siguió flexionando la rodilla antes de cada saque.
El porteño trató de sacarle provecho a la molestia física de su rival y buscó mover al serbio de un lado a otro de la cancha. Pero Nole aguantó bien, levantó dos break points en contra y logró sacar adelante otro game de servicio complicado para el 2-2.
En el descanso tras el quinto game (con el porteño arriba 3-2), el fisio apareció otra vez en el estadio y volvió a masajear la rodilla de Djokovic. Era claro a esa altura que el problema en esa zona seguía molestando al serbio, que entre punto y punto se movía de un lado a otro pegando saltitos, como rebotando.
En el sexto game, cuando sacaba 30-30 ni intentó llegar a un drop del argentino y prácticamente le regaló un break point, que Cerúndolo no concretó. No tardó mucho el argentino en tener una segunda oportunidad para robarle el saque, luego de que Nole tirara muy ancha una pelota y se quejara luego de que el público lo había molestado. Y también una tercera, tras otro error del serbio, y una cuarta, tras conectar una imparable derecha. Pero el número uno se negó una y otra vez a perder el saque y logró cerrar otro largo y durísimo game de servicio tras 10 minutos y medio, para marcar el 3-3.
A pesar de las chances perdidas, era claro que Djokovic no se sentía cómodo físicamente y eso impactaba en su juego, porque no lo dejaba moverse bien desde el fondo hasta la red; y que Cerúndolo, en un buen nivel, podía darle pelea, solo le faltaba el convencimiento de que podía quebrarlo y empujar un poco más en los momentos clave.
En el octavo juego, el argentino, que casi no sufría en sus games de servicio, tuvo un nuevo break point (el 11° del partido para él, ninguno convertido). Pero se apuró y tiró la pelota muy larga. Djokovic -muy molesto y siempre hablando y discutiendo con su equipo- logró sostener el saque y mantuvo la igualdad.
La 13ª fue la vencida para Cerúndolo. En el 12° game, cuando parecía que el tie break era inevitable, el argentino tuvo dos nuevos break points. Djokovic salvó uno con un extraordinario saque y volea. Pero mandó la pelota muy ancha en el segundo y el porteño finalmente consiguió un quiebre y se llevó un set muy luchado.
Con el empuje del cierre del segundo set, Cerúndolo arrancó con todo el tercero. El argentino movió al serbio por toda la cancha, lo hizo correr y esforzarse por cada pelota, y consiguió un quiebre muy rápido y confirmó la ventaja para ponerse 3-0.
Djokovic mostró su cara más vulnerable en lo que iba del partido en el arranque de ese capítulo. La molestia en la rodilla lo volvió a incomodar y siguió quejándose y cometió demasiado errores, con un tenis que funcionaba bien en un punto y desaparecía en el siguiente.
El cuarto game fue un claro ejemplo de ese momento del número uno. Nueve minutos y medio necesitó para sostener el saque, después de regalar mucho puntos con equivocaciones insólitas, conectar algunos muy buenos winners y levantar una nueva chance de quiebre del argentino.
Fran no perdió el foco y mantuvo luego esa ventaja que había conseguido al principio para quedar 4-1 y profundizar el gesto de preocupación de Nole. El serbio se las ingenió para mantener el servicio, aunque cada vez se lo vía más limitado para desplazarse en la cancha; y tras poner el 2-4, desde su box le llegó una botella con un líquido que él se apuró a beber. Y un par de juegos más tarde, mientras el ganador de 24 “grandes” peleaba con él mismo y negaba con la cabeza, el porteño cerró el set por 6-3.
En el descanso, mientras Cerúndolo se tomó unos minutos para ir al vestuario, Djokovic volvió a pedir el médico, que le dio unas pastillas. Y en una charla con el supervisor del torneo, que se acercó mientras lo atendían, el serbio insinuó que el problema en la rodilla había sido culpa del estado de la cancha.
Sin estar al cien por ciento, Djokovic logró mantener su servicio en sus dos primeros turnos al saque. Cerúndolo también ganó el suyo sin problemas. Y en el cuarto game, cuando el porteño sacaba 1-2, el serbio volvió a correr algunas pelotas que en el set anterior ni se molestaba con correr, aunque los gestos de incomodidad seguían apareciendo en su rostro tras cada esfuerzo.
Cerúndolo no aflojó ni se relajó -como suelen hacer a veces los jugadores cuando sus rivales parecen lesionados- y siguió presionando, muy sólido con su derecha y con un juego consistente. Y tuvo su premio en el quinto game, en el que tras conseguir un break point, se llevó el quiebre con un error no forzado de revés de Djokovic (3-2) y confirmó la ventaja para el 4-2.
Pero cuando había aroma a batacazo en el aire, el serbio renació de las cenizas. Primero recuperó el quiebre para igualar 4-4. Y luego, ya moviéndose con más comodidad, tuvo cuatro sets points en el 12° game, con el argentino al saque. Y recién en el cuarto, una pelota que Cerúndolo dejó en la red le permitió quebrar, llevarse el parcial y forzar el quinto, haciendo estallar al público.
Completamente enchufado y con el empuje que bajaba de las tribunas (sobre todo el de su esposa Jelena, que sufría tanto como él), Djokovic no le dio respiro a Cerúndolo en el arranque del set decisivo. Y con un impecable game de devolución, concretó un quiebre muy rápido y se puso 2-0.
El porteño no tiró la toalla. Pese a que su rival ganaba confianza con cada punto que pasaba, siguió buscando y no tardó mucho en nivelar el marcador, con un break en el tercer game y un sólido juego de saque (2-2).
Cerúndolo seguía aferrándose al partido, pero su momento había pasado y Djokovic -que venía de jugar un partido de cuatro horas y media ante Musetti, que terminó pasada las tres de la mañana del domingo- estaba en control del juego y se movía con mucha más soltura, aún cuando todavía erraba algunos tiros.
Quedó claro que la molestia en la rodilla había desaparecido (o al menos no lo limitaba demasiado) cuando corrió todas las pelotas tras sacar 3-3 y 15-0 en el séptimo game y terminó festejando el punto haciendo “el avioncito” cerca de la red. Y otra vez en el octavo, en el que no perdonó ninguna con la devolución y logró un quiebre demasiado valioso para adelantarse 5-3.
Y cuando tuvo la chance de servir para el partido, el serbio no perdonó. Implacable, sacó lo último de energía que le quedaba, forzó a sus piernas a correr un poco más y selló su triunfo tras cuatro horas y 38 minutos.
Nole irá ahora ante Casper Ruud (7°), que superó por 7-6 (8-6), 3-6, 6-2 y 6-2 al estadounidense Taylor Fritz (12°), en un choque que será una reedición de la final del año pasado, que quedó en manos del serbio. El noruego había sido además finalista en 2022, cuando cayó en el duelo decisivo ante Rafael Nadal.
La previa
Es un partido más que especial para el argentino, porque Nole es uno de los ídolos de su infancia y es la primera vez que se lo cruzará dentro de una cancha.
“Es un lindo desafío, un premio para mí, porque no jugué nunca contra él y no sé si tendré ocasión de hacerlo lo otra vez en el futuro”, anticipó Fran tras derrotar en la tercera ronda al estadounidense Tommy Paul por 3-6, 6-3, 6-3 y 6-2.
En charla con la ATP Tour recordó además una lindo momento que vivió con el número 1 cuando estaba jugando la qualy del ATP de Belgrado en 2021. “Se me acercó Djokovic a saludarme, yo estaba 110, 120 en el ranking… Me saludó, se presentó y me empezó a felicitar, no sólo por la final de Buenos Aires (había jugado en el BALTC su primera final meses antes), también me felicitó por haber ganado tres Challengers, por mi momento, no se qué… Sabía todo”, contó.
Djokovic, en tanto, aseguró que no será tarea fácil vencer al porteño. “Tengo mucho respeto por él, es un gran jugador y una gran persona. Son dos hermanos que llegaron juntos al tour (por Juan Manuel, el menor de los Cerúndolo). Francisco es muy consistente, no tiene muchas debilidades en su juego. Es argentino, así que conoce el polvo de ladrillo muy bien. Tengo que recuperarme porque voy a tener que correr”, afirmó el serbio, número uno del mundo, en charla con ESPN.
Hablaba de recuperación el ganador de 24 Majors porque minutos antes había cerrado su pase a octavos al derrotar por 7-5, 6-7 (6-8), 2-6, 6-3 y 6-0 a Musetti en un encuentro que arrancó a las 23 del sábado y terminó a las 3:07 del domingo parisino.
Nunca antes un partido del “grande” francés había finalizado tan tarde. Y en la historia del circuito, solo hubo ocho que cerraron con el reloj más adentrado en la madrugada. Curiosamente, el que lidera esa estadística no es un duelo a cinco sets, sino el de primera ronda del ATP 500 Acapulco 2022 en el que Alexander Zverev venció a Jason Brooksby a las 4:54 de la mañana.
¿Le quita favoritismo a Djokovic esa desgastante batalla física, tenística y mental ante Musetti? Si se hablara del Nole versión 2023 -que ganó casi todo lo que jugó- sería fácil decir que no. Pero el serbio está casi desconocido esta temporada, en la que supo anotarse buenas victorias, pero también sufrió derrotas inéditas (la de tercera ronda de Indian Wells ante el italiano Luca Nardi, 123°, la más resonante).
Irregular, con altibajos y sin la contundencia que supo mostrar en el pasado, llegó a Roland Garros como máximo favorito, pero sin títulos ni finales en este 2024 y con el número 1 en juego. Ni siquiera el título en París le garantizará conservar el primer lugar del ranking, aunque tiene que llegar a la final para tener chances de no perderlo en manos de Jannik Sinner.
“Cuando tenés peloteos tan exigentes por encima de los 20 golpes y más allá de las 2 de la madruga es inevitable sentir fatiga y problemas físicos. Me esforcé físicamente al límite para vencer a Musetti. Tendré que activar todos mis genes jóvenes para recuperarme lo antes posible“, reflexionó el balcánico.
Más allá de que el serbio no atraviesa su mejor momento, Cerúndolo -que tuvo una buena gira previa, con pico en el Masters 1000 de Madrid donde derrotó a Zverev (5°) en octavos y perdió en cuartos- no se confió.
“Para él será un mal año, pero para cualquier otro sería buenísimo”, aseguró el argentino. Y se ilusionó: “Será una experiencia inolvidable. Quiero sentir lo que es jugar contra el mejor”.
Rybakina y Sabalenka, a cuartos; Zverev cierra la jornada
En la previa del choque entre Djokovic y Cerúndolo, dos de las grandes favoritas del cuadro femenino se metieron en cuartos de final.
La kazaja Elena Rybakina, cuarta preclasificada, no tuvo problemas para superar a la ucraniana Elina Svitolina, 15ª, por 6-4 y 6-3. Su próxima rival será la italiana Jasmine Paolini (12ª), quien le ganó 4-6, 6-0 y 6-1 a la rusa Elina Avanesyan.
Y la bielorrusa Aryna Sabalenka, segunda cabeza de serie, venció por 6-2 y 6-3 a la estadounidense Emma Navarro, 22ª. La vigente bicampeona del Australian Open enfrentará ahora a la rusa Mirra Andreeva, la gran promesa del circuito femenino, quien superó por 75 y 6-2 o la francesa Varvara Gracheva y jugará, a los 17 años, sus primeros cuartos en un Grand Slam.
En la sección nocturna del Philippe Chatrier, no antes de las 15.15, el alemán Alexander Zverev, cuarto cabeza de serie y uno de los grandes candidatos al título tras su consagración en Roma, se medirá con el joven danés Holger Rune, 13°.
Alex De Miñaur (11°) se metió por primera vez en su carrera entre los ocho mejores de un Grand Slam con una sólida victoria ante el ruso Daniil Medvedev (5°). El australiano, que hasta este año nunca había superado la segunda ronda en París, se impuso por 4-6, 6-2, 6-1 y 6-3 en dos horas y 49 minutos.
Horacio Zeballos, máximo favorito del dobles masculino junto a Marcel Granollers, protagonizó un festejo albiceleste del día. La dupla argentino-española, número uno del mundo, derrotó por 6-2 y 61 a la formada por el monegasco Hugo Nys y el polaco Jan Zielinski, 15° preclasificada, en un choque de tercera ronda del cuadro de parejas.