Usar almanaques, carteles y rotuladores, y repasar por la noche lo que se hizo en el día; algunas de las claves.
Sabemos que el ejercicio físico, junto con otras pautas para una vida saludable, es imprescindible para la salud. Sin embargo, poco se habla de otro tipo de ejercicios: los cognitivos. ¿Son realmente efectivos para preservar la salud de la mente? ¿Qué podemos hacer para mantener ese bien tan preciado que es la memoria?
La licenciada Natalia Ito, Terapista Ocupacional de Centro Hirsch, especializada en geriatría y neurorehabilitación, brinda una serie de consejos tanto para promover la memoria, como para entrenarla y ayudar a que el envejecimiento cognitivo se retrase.
En esta dirección, da una serie de consejos que pueden comenzar a ponerse en práctica hoy mismo.
Ito baraja una serie de posibilidades muy sencillas para aquellas personas que necesiten una ayuda a la hora de recordar cuestiones ligadas a la vida cotidiana.
En este sentido, propone adquirir objetos destinados a tal fin, así como alarmas y herramientas que ordenen la vida de las personas. En primer lugar, propone usar almanaques grandes, con el objetivo de consignar allí fechas que a la persona le resulten importantes, así como turnos, citas y cosas que tenga que hacer.
“También ayudarse con post it y alarmas del celular para las tomas de medicación”, añade. Es importante, además, mantener un orden mediante el cual los elementos de uso cotidiano se encuentren siempre en el mismo lugar, así como la posibilidad de rotular objetos y cosas, ayudarán a su rápida identificación.
2- De la lista del supermercado a un idioma nuevo
Recientemente, en una entrevista publicada en Clarín, se le preguntó a Jorge Medina, reconocido doctor en Medicina, investigador del CONICET y del Laboratorio de Bioingeniería del ITBA qué pautas de prevención son más efectivas para cuidar la memoria.
“Qué le diría a cualquier persona que pasó los 70? Comé bien, dormí bien, leé mucho, jugá a las cartas, a los juegos (en EE.UU. se dedican a jugar al bridge). El leer agiliza muchísimo, porque en la lectura usás mucha memoria, tenés que recordar qué pasaba párrafos anteriores. Es muy bueno leer”, enfatizaba.
Ito coincide: “Aprender algo nuevo, como un idioma, canciones o leer libros. También bailar, que combina habilidades de procesamiento motoras y de coordinación”, suma.
Ahora bien, la vida doméstica, cotidiana, brinda varias oportunidades que se pueden aprovechar, sin la necesidad de embarcarse en un nuevo curso de idiomas, o en talleres de baile, lectura o escritura.
“Involucrarse en los quehaceres cotidianos, como por ejemplo armar la lista del supermercado“, propone la especialista en geriatría.
Otra cuestión que puede ayudar es, al final del día, repasar detalles de lo acontecido: qué se comió en cada ingesta, qué actividades se llevaron a cabo o el contenido de las conversaciones que se mantuvieron. “Si se vieron las noticias, recordar lo más destacado”; propone.
Además, destaca la recomendación de mantener una rutina ordenada, que respete horarios para determinadas cuestiones: “Levantarse a cierta hora, el desayuno, el almuerzo, la siesta, la merienda, la cena, si hay actividades laborales o de ocio, y descanso; todas deben mantener un equilibrio”.
3- Buena alimentación, ejercicio y descanso
La profesional señala las pautas que por lo general se brindan con el objetivo de mantener un estilo de vida saludable y reforzar la inmunidad.
Por eso, aconseja mantener una rutina diaria equilibrada, con una dieta adecuada con buena hidratación, actividad física y un buen descanso.
En una nota publicada en Clarín, la nutricionista Natalia Antar señalaba: “La evidencia científica sugiere que ciertos nutrientes, alimentos y patrones dietéticos se asocian con una mejor salud y funcionamiento cerebral, pudiendo usarse como una herramienta para mejorar las capacidades cognitivas, mantener el buen funcionamiento de las neuronas y reparar o prevenir el daño cerebral”.
Respecto a cómo se produce este impacto, la profesional explicaba: “Hay estudios que indican que la dieta influye en los niveles de los neurotransmisores, lo que repercute en la salud cerebral. Así, la manipulación de la dieta puede provocar desequilibrios en los niveles de los neurotransmisores afectando a la sinapsis y predisponiendo patologías como la depresión, demencia, enfermedad de Alzheimer, problemas de atención, memoria o aprendizaje”, advertía.
Por eso, señalaba que una de las dietas más recomendadas respecto a su impacto en la salud cognitiva es la mediterránea, promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) por sus efectos protectores.
“Estudios han confirmado que los beneficios de esta dieta se deben a su bajo contenido en azúcares, a su cantidad moderada en proteínas y pescado, mientras que es rica en vegetales y fruta fresca y prioriza el uso de grasas saludables (como el aceite de oliva), con alimentos mínimamente procesados, sin olvidar el consumo de legumbres y cereales”, detallaba Antar.
4- Estar con otros
El aislamiento parece ser el principal enemigo de la memoria. Ito propone los siguientes consejos, que contemplan tanto a personas que tienen amigos, familiares, o alguna red vincular; como a las que no:
- Participar de encuentros con pares en clubes o centros de jubilados.
- Salir con amigos y familiares.
- Jugar juegos de mesa y también juegos aquellos de los dispositivos electrónicos.
- Animarse a aprender algo nuevo.
- Realizar actividades que le den placer, aunque no puedan desarrollarla como lo desean.
5- Deterioro cognitivo: cómo acompañar
Por último, hace alusión no solamente a las personas que quieren cuidar su memoria, sino también a quienes les toca acompañar a alguien que está atravesando un proceso con señales de que existan fallas a nivel cognitivo.
Antes que nada, recomienda consultar con un médico clínico o gerontólogo, para que evalúe la necesidad de realizar algunos estudios y determinar si existe algo orgánico que esté afectando a la memoria.
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