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Sin foto y a la distancia: la insólita paz que mostraron Kicillof y Máximo Kirchner en medio de la dura pelea por el control del PJ bonaerense

Ambos estuvieron en San Vicente, en el acto por el 50 aniversario de la muerte de Perón, pero no compartieron ni el escenario ni saludos.

El gobernador cargó fuerte contra Javier Milei y buscó exhibirse como el líder de la oposición.

La liturgia con los dioses políticos no remplaza los intereses de los hombres comunes. En el acto del 50 aniversario de la muerte de Juan Perón, en su principal solar de descanso en vida, Axel Kicillof intentó el principal acto de unidad del peronismo, pero no hubo foto conjunta con el presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner. Ambos se disputan hegemonía de poder en el peronismo provincial.

La distancia entre el palco, donde habló el gobernador, y la silla de la primera línea de invitados, al costado, como de soslayo, que ocupó el hijo de la ex vicepresidenta Cristina Kirchner, es la misma distancia de proyectos que tienen. Los dos quieren conducir un ejército baleado de fracasos.

La muestra de recelo inmediato fue el rechazo de Máximo a la invitación para ser el orador preliminar de Kicillof. Le correspondía, de acuerdo con un protocolo de ocasión, por ser presidente del peronismo. Tampoco subió a la tarima de disertantes. Prefirió la lejanía, en compañía de sus laderos, el ex ministro del Interior Eduardo “Wado” de Pedro , y los intendentes Federico Otermín (Lomas de Zamora) y Mayra Mendoza (Quilmes). A veces los gestos tienen la contundencia de mil palabras.

“Fue convocado para la organización, como siempre, y La Cámpora fue parte de esa convocatoria”, se pusieron a resguardo los colaboradores de Kicillof. La cuestión es subterránea. En la superficie resultó una reunión casi de “boy scouts” con la imagen del viejo general.

El homenaje en la quinta de San Vicente, donde moraban por temporadas Perón y Eva Duarte, su esposa, resultó de un formato cuidado. Kicillof leyó el discurso. Permaneció en el amplio escenario con la vicegobernadora, Verónica Magario; el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, y la senadora Lucía Corpacci. ¿Hay allí un camino a las presidenciales 2027?. Una quimera. Ya las legislativas del año próximo asoman insondables, advertidas de infortunios. Aún así, el gobernador se acomoda como candidateable.

Antes, con Máximo y La Cámpora, Kicillof deberá dirimir, este 17 de noviembre, la interna del PJ provincial. El comicio partidario determinará las candidaturas 2025 en el proceso de nuevo liderazgo partidario. Ahí reside esta pelea de fondo en el principal distrito del país. Este lunes comenzó la primera etapa.

Todo al influjo de la memoria de Perón. A 50 años de su desaparición cuando Argentina tenía pleno empleo y el reparto equitativo entre capital y trabajo. Otro mundo, otro país. El peronismo siglo XXI tiene ahora el mismo extravío que las otras fuerzas políticas. En medio, la experiencia de gobierno de Javier Milei, quien fue mencionado cinco veces por Kicillof en el discurso.

Primer dato: el presidente de la Nación, después de casi siete meses de gestión se mantiene en el centro de la expectativa, aún en la crítica. Kicillof lo mencionó como el “experimento anarco capitalista liberal libertario”. Un programa económico que, aseguró, “le hace tanto daño a nuestro pueblo”.

Dijo entonces, a manera de contraoferta, que la verdadera oposición era “el peronismo”. Y, subsume, que él sería el actor principal. Complejo panorama.

En San Vicente no estuvo el Frente Renovador de Sergio Massa, integrante de Unión por la Patria, y el otro actor principal con Cristina Kirchner de cualquier decisión trascendente en la provincia de Buenos Aires. Ni mencionar a la CGT, que hizo un acto de homenaje por streaming y sin multitudes. El gobernador mencionó a la central obrera (estuvieron Pablo Moyano y Héctor Daer) pero “la columna vertebral del movimiento (justicialista)” anda en otras búsquedas, si es que las tienen. En Córdoba, el peronismo local fue a misa a la Catedral, y lo demás se diluyó en pequeñas reuniones conmemorativas.

Sobre ese tablado transcurre Kicillof. Lo hace con molde kirchnerista. Se propone liderando el espacio pero sin Máximo y sucesor de la propia Cristina. Improbable aceptación de la ex vicepresidenta, aunque el gobernador se imponga en la elección interna del 17 de noviembre con su lista, en caso de competencia o un acuerdo de unidad que lo favorezca.

¿Y si Máximo propone a su madre como presidenta del PJ nacional -en la misma fecha- con una colectora de lista en la Provincia como presión política?. ¿Axel estaría dispuesto a semejante dilema?.

Por ahora tiempo de conjeturas. También, aún, para alguna lisonja. El orador central agradeció la presencia en la quinta de San Vicente, a la vez mausoleo de Perón, del presidente del PJ, por el diputado que fue mencionado sin el nombre ante aplausos con poco aderezo pasional.

Segunda comprobación, admitida por varios personajes presentes. Kicillof, por carencia conductiva o convicción ideológica, asume que el formato de una sucesión de Milei, al que percibe fracasado en su gestión, será con el kirchnerismo como locomotora de cualquier armado opositor peronista.

Ello expone una visión de política pendular. Es decir, que si Milei fracasa en la Argentina sobrevendría un gobierno representante de otro extremo. Sin margen para la salida de centro moderada que algunos vislumbran anticipadamente como alternativa. ¿Dónde quedan los gobernadores de provincias en este esquema que alentaría Buenos Aires?.

El peronismo gobierna apenas siete distritos federales. Cuatro se reconocen opositoras irreductibles a Milei. Son Formosa, La Rioja y La Pampa, que suman apenas el 3,07% del padrón electoral. Sólo Buenos Aires tiene volumen. Hasta ahora representa un esbozo sin demasiado éxito. De todos modos, en las cercanías de Kicillof se muestran conformes con el acto de este lunes. Dicen que adquirió estatura de líder.

Más serio fue el análisis al término del homenaje. El ministro de Economía bonaerense, Pablo López, le transmitía al gobernador que el riesgo país subía a los 1.500 puntos y el dólar libre por encima de los $ 1.400. El rumbo de los mercados asoma esta semana con marcada incertidumbre.

Un rato antes, ante la multitud, el gobernador advertía que “el mismo Presidente que ataca al federalismo, agrede los derechos del pueblo, las instituciones de la democracia, es el que volvió a lanzar en estos días una invitación al llamado Pacto de Mayo, que como ya dijimos ni es pacto porque requeriría un acuerdo con las partes ni es de mayo porque se les escapó el mes”.

Al final, oradores, invitados, militantes, multitud, todos cantaron la Marcha Peronista. Aquella original entonada por Hugo del Carril. Por un rato todos parecieron conformar una sola familia.

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